"Con ellos comparto y con ellos recuerdo"

miércoles, 15 de enero de 2014

UN TREN DE CERCANÍAS



Siento el fluir de la vida en cada poro de mi piel.
Sin embargo mi mente lo percibe con lentitud, monotonía y cierto aire de melancolía.
El tren de la vida avanza a una velocidad vertiginosa,
sin un rumbo fijo, sin apenas detenerse en las paradas señaladas
de cada estación.
La vida como si de las olas del mar se tratase, termina rompiendo contra las rocas,
con ese sonido característico, desapareciendo para siempre,
y dejando tras de sí una huella, una estela espumosa.
La estela se va archivando en lo más profundo del Ser.
Ya pasado un  tiempo, esta se manifiesta en todo el cuerpo físico, sus formas son variadas, van desde dolencias y confusión, hasta una especie de espesura mental.
Mirando el cielo claro y despejado en una noche cualquiera,
puedo ver la luna y las estrellas, percibo que no es mi mente la que imagina
la inmensidad infinita del Universo,  desde esta perspectiva,
las olas se acercan a las rocas sin llegar a romper,
sólo es un ir y venir, movimiento,fluir, armonía, silencio, NADA
El tren hace largas paradas...
Ser y soy toman un café calentito en el bar de la estación,
conversando y riéndose acerca de como "nos bebemos la vida".
De repente el sonido de un silbato llama mi atención,
¡ya puedo verlo,  me quedo tranquilo!
sólo era el REVISOR del tren que va mirando vagón por vagón,
cerciorándose de que todo está en orden y de que el tren
recorrerá los kilómetros que le quedan para llegar a su próximo destino,
sin más complicaciones que las que exige el guión de la película de la vida.
                                                                                                             
                      Siento Mis Latidos


3 comentarios:

Laura dijo...

Tan cercano es ese tren que sin moverme del asiento pasa por mi lado.
En realidad a mi, es la Vida quien me bebe, mientras mi cuerpo descansa en el fondo de un océano, tan plácidamente que estaría ahí abajo eternamente.

Pero no estoy aquí para eso. Soy consciente del Plan y del Contrato.

Un abrazo

teresa dijo...

Salva, cuanta razón tienes, el tiempo corre de una forma que nos deja pasmados.
No sé la edad que tienes pero yo tengo sesenta y tres y cada año que la vida me regala se esfuma mas rápido.
Debemos saborear con atención cada estación y guardar en nuestra mente los momentos buenos y las experiencias que en cada una de ellas se nos presenta, aprendiendo.
No sabemos en cual nos bajaremos y por eso hay que disfrutar del viaje lo mas que se pueda con amor.
Me ha gustado y me ha hecho reflexionar tu planteamiento.
Un fuerte abrazo y hasta pronto.

osane dijo...

Pienso que el tiempo no existe. El tiempo dura lo que nosotros elegimos. Así hay experiencias que son eternas en nuestro recuerdo y en nuestra imaginación somos capaces de imaginarlas y a veces hasta de hacerlas presente. Y ese tiempo en el que detenemos el entorno para girar nuestra mirada a nuestro interior no existe. Es como lo que dura una sensación, una caricia, el saborear un dulce. Son tiempos eternos. Tu narración invita a reflexionar. Gracias. Un beso.

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