Una ola de tristeza que llega sin avisar, una ola de dolor y sufrimiento, una ola de incomprensión e incertidumbre.
Sentados a la orilla de nuestras almas heridas, sentados viendo como pasa la vida.
La mar embravecida zarandea tu vida y la mía.
Aunque tu pienses que no, siento tu dolor, me invade tu tristeza, me apena esta experiencia.
Quisiera que todo fuera un mal
sueño, despertar junto a ti sintiendo la felicidad que tú y yo merecemos.
Siento Mis Latidos
2 comentarios:
La tristeza ajena nos duele como la propia en el momento que tenemos saber de su existencia, cuanto mas aun cuando es de una persona querida. Esas olas que llegan en marejada. Un abrazo
Que así sea. Besos.
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