"Con ellos comparto y con ellos recuerdo"

sábado, 13 de septiembre de 2014

HABIA UNA VEZ...


Un sacerdote y un arzobispo que estaban sentados en dos esquinas diferentes de un mismo compartimento de tren durante un largo viaje. Cuando entró el arzobispo, el sacerdote escondió su ejemplar de Playboy y comenzó a leer Pueblo de Dios.
El arzobispo hizo caso omiso y se puso a hacer los crucigramas del periódico. Estaban en silencio.
    Después de un rato el sacerdote trató de iniciar una conversación. Cuando vio que el arzobispo no paraba de rascarse la cabeza y de chasquear la lengua, lo volvió a intentar.
    ¿Le puedo ayudar, Padre?
    Quizás. Es que no consigo sacar una palabra. ¿Qué palabra hay de cuatro letras,  de las cuales las tres últimas son o-ñ-o, y cuya definición es esencialmente femenino?
    Claro, Padre, dijo el sacerdote tras una ligera pausa, debe ser moño.
    ¡Es verdad, es verdad! dijo el arzobispo. Por favor¿te importaría dejarme una goma?


Cuando reprimes las cosas en la superficie, se enquistan dentro, en el inconsciente.
Envenenar y reprimir una cosa natural, como es el sexo, ha tenido consecuencias nefastas en la religión.
 
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