Si reparamos en una sana introspección, veremos que no somos conscientes de que en algún momento de la historia hemos nacido, y ni que tampoco vamos a desaparecer. Tenemos dentro nuestro ese sentimiento que otorga la eternidad mayéutica que nos dirige y que en verdad muestra la realidad, puesto que nuestro aparecer y desaparecer es sólo fenoménico, o sea a nivel corporal
"Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está! Millares de perros han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de todos aquéllos no ha tocado para nada la idea de perro. ¿Qué es, pues, lo que la muerte ha destruido a través de millares de años? No es el perro; ahí está delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra, su figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir sino en el tiempo."
Comemos y esto irá a parar fuera de nuestro cuerpo; es decir, somos como una cañería vacía tal cual el ventrículo de la gacela de Abentofáil." Y así como estamos perfectamente satisfechos con conservar nuestra forma y no sentimos perder la materia excretada, la misma actitud conviene conservar cuando la muerte viene a cumplir en gran escala y en mayor medida, lo que sucede en cada día y en cada hora con la excreción; así como permanecemos indiferentes en el primer caso, deberíamos no espantarnos tampoco en el segundo. " " es tan absurdo embalsamar los cadáveres como lo sería conservar cuidadosamente nuestras deyecciones. "
Para pasar del aspecto mental al material o viceversa, tenemos, por así decirlo, que separar los elementos y reunirlos luego en un orden completamente distinto. Si a un niño se le entrega una caja muy complicada de construcciones de diversas formas y colores. Con ella puede formar una casa, una torre, una iglesia, la muralla china, etc. Pero no puede construir dos al mismo tiempo, porque necesita los mismos ladrillos, o al menos una parte común de ellos, para cada cosa. Así, pues, y para resumir, nosotros no pertenecemos a este mundo material que para nosotros construye la ciencia. No estamos en él, sino fuera, y somos solamente espectadores. La razón de que creamos estar en él, pertenecer al cuadro, radica en que nuestros cuerpos forman parte del mismo.
Así como una muela que se saca ya no se siente, y solamente podrá sentirse a veces una sensación localizada que la identifique en el lugar orgánico que dejó pero no en el lugar donde quedara, de la misma forma en la muerte no sentiremos nuestro organismo degradarse. Cuando uno muere no sentirá nada de lo visceral aunque sí las cuestiones que han sido metafísicas en esta vida como lo son todos los sentires, es decir las sensaciones y sentimientos, puesto que no son degradables sino trascendentables. Estamos en un mundo de sensaciones, pero venimos y vamos a un mundo de sentimientos. "Allá" todo "será" lo que "fué": sentimientos —amor, miedo, moral, gusto y demás. Si bien el amor aquí es uno, el temor es uno, etcétera, todo sentir en sí se nos aparece como Uno; y cuando fenezcamos no es que "sigamos siendo", sino que "volvemos" al Todo que a todos afecta, es decir, a ese concepto holístico oriental.
"Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está! Millares de perros han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de todos aquéllos no ha tocado para nada la idea de perro. ¿Qué es, pues, lo que la muerte ha destruido a través de millares de años? No es el perro; ahí está delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra, su figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir sino en el tiempo."
Comemos y esto irá a parar fuera de nuestro cuerpo; es decir, somos como una cañería vacía tal cual el ventrículo de la gacela de Abentofáil." Y así como estamos perfectamente satisfechos con conservar nuestra forma y no sentimos perder la materia excretada, la misma actitud conviene conservar cuando la muerte viene a cumplir en gran escala y en mayor medida, lo que sucede en cada día y en cada hora con la excreción; así como permanecemos indiferentes en el primer caso, deberíamos no espantarnos tampoco en el segundo. " " es tan absurdo embalsamar los cadáveres como lo sería conservar cuidadosamente nuestras deyecciones. "
Para pasar del aspecto mental al material o viceversa, tenemos, por así decirlo, que separar los elementos y reunirlos luego en un orden completamente distinto. Si a un niño se le entrega una caja muy complicada de construcciones de diversas formas y colores. Con ella puede formar una casa, una torre, una iglesia, la muralla china, etc. Pero no puede construir dos al mismo tiempo, porque necesita los mismos ladrillos, o al menos una parte común de ellos, para cada cosa. Así, pues, y para resumir, nosotros no pertenecemos a este mundo material que para nosotros construye la ciencia. No estamos en él, sino fuera, y somos solamente espectadores. La razón de que creamos estar en él, pertenecer al cuadro, radica en que nuestros cuerpos forman parte del mismo.
Así como una muela que se saca ya no se siente, y solamente podrá sentirse a veces una sensación localizada que la identifique en el lugar orgánico que dejó pero no en el lugar donde quedara, de la misma forma en la muerte no sentiremos nuestro organismo degradarse. Cuando uno muere no sentirá nada de lo visceral aunque sí las cuestiones que han sido metafísicas en esta vida como lo son todos los sentires, es decir las sensaciones y sentimientos, puesto que no son degradables sino trascendentables. Estamos en un mundo de sensaciones, pero venimos y vamos a un mundo de sentimientos. "Allá" todo "será" lo que "fué": sentimientos —amor, miedo, moral, gusto y demás. Si bien el amor aquí es uno, el temor es uno, etcétera, todo sentir en sí se nos aparece como Uno; y cuando fenezcamos no es que "sigamos siendo", sino que "volvemos" al Todo que a todos afecta, es decir, a ese concepto holístico oriental.
La muerte es un sueño en que se olvida de despertar al durmiente, pero todo lo demás despierta, o mejor dicho, permanece despierto."
4 comentarios:
HOLA QUE TAL?? ESPERO QUE BIEN, ME FASCINA TU SUPER BLOG, ES GENIAL ESTA ENTRADA Y DE VERDAD ME COMPROMETO A SEGUIRTE A PARTIR DE AHORA!!!! TE INVITO A VISITAR MI OSCURO, NOSTÁLGICO, DEPRESIVO Y TRISTE BLOG DE INVIERNO PARA QUE ME DES TUS MAS SINCERAS IMPRESIONES...ESPERO TE GUSTEEEEE!!! SALUDOS:
www.juancarlosmcdonald.blogspot.com
Mi querido Salva:
Has sabido sintetizar la magnificencia de la impermanencia en un lenguaje claro, coherente y espiritual.
Un fuerte abrazo.
quiero que sepas que sigo tu blog porque me parece muy interesante, es un placer leerte.
Me encantó tu sitio, Salva, comparto contigo la pasión por lo inexplicable y los misterios.
Besos,
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