Sincronicidad, suerte y azar.
Coincidencias
Lo que sigue son diferentes relatos de coincidencias significativas que han sido recogidas en diferentes webs. No está comprobada la veracidad de ninguna de ellas excepto la referida al Hermano Roger que ha sido localizada por el autor.
El martes 16 agosto del 2005 se produjo el asesinato del Hermano Roger prior de Taize,. El atentado ocurrió durante la oración vespertina en la Iglesia de la Reconciliación. Una mujer, trastornada mental, llamada Luminita Solcan,de 36 años y origen rumano (del pueblo de Iasi) fue la autora de la agrresión . 30 años antes, el 16 de agosto de 1970 durante la oración de la noche en Taize, Raymond Olivier, ve cerca del icono del coro de la Iglesia de la Reconciliación a una mujer con un niño en brazos en medio de una luz sorprendente, el es el único que la ve, supone que podría ser la Virgen Maria. (Señalado el 19 de agosto 1970 en el libro Lucha y Contemplación ,frere Roger, Herder, Barcelona 1976).
André Bretón señala : "El azar es la coincidencia de una casualidad externa y una finalidad interna." Y narra el encuentro inesperado, en un café deVilleneuveles-Avignon, el 29 de mayo de 1934, con una muchacha "escandalosamente bella". Al regresar a París, exaltado por el objeto de su amor, una noche abre uno de sus libros y lee un poema titulado Girasol, que había escrito en 1923: era la narración anticipada de su aventura. (Recogido del relato de Alfredo Bryce Echenique - El amor, absolutamente melancólico).
Rey Umberto de Italia: Una sorpresa inclasificable espera al rey Umberto de Italia la noche del 28 de julio de 1900, cuando decide ir a cenar a una posada próxima a Milán: ¡el posadero es su vivo retrato! Pero más sorprendido queda cuando, al conversar con él, descubre que ambos han nacido en la misma ciudad, su doble se llama Umberto como él, se había casado en igual día que el mismo rey, en idéntica ciudad y con una joven llamada Margarita, como la reina. El día en que Umberto fue coronado rey, el otro Umberto había abierto su posada. Desconcertado, el rey volvió al palacio. Al día siguiente le fue notificado que su sosías había muerto en un accidente de caza. Poco después de manifestar su deseo de acudir al funeral del posadero, el rey Umberto dejó de existir, abatido por tres disparos de un anarquista.
Un tal Hugh Williams: El 5 de diciembre de 1664 un navío naufraga durante su travesía por el estrecho de Menay, en el mar de Irlanda. Uno solo de los sesenta y un pasajeros sobrevive, un hombre llamado Hugh Williams. Otro 5 de diciembre, el de 1785, otro barco se hunde en el mismo sitio. Y, de nuevo, se encuentra a un solo superviviente, un tal Hugh Williams. Finalmente, el 5 de agosto de 1820, caen en esas aguas 24 pasajeros de un velero perdido. Sólo un hombre se salvará; un hombre llamado... ¡Hugh Williams!
Winston Churchill: Considerado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX, el famoso primer ministro británico era propenso a las coincidencias y gracias a ellas salvó la vida en numerosas ocasiones. Durante la guerra de Sudáfrica huyó de los bóers, que le tenían prisionero en Mozambique, y fue a parar a una comunidad minera. Llamó al azar a una puerta y resultó que era la única casa en cuarenta kilómetros donde no lo entregarían, pues el propietario era británico. En la I Guerra Mundial, su trinchera fue destruida por un proyectil justo después de haberla abandonado. Su esposa Clementine cuenta que, en los años de la II Guerra Mundial, Churchill siempre entraba en su coche por la puerta derecha. Pero un día, durante un bombardeo, se detuvo, dio la vuelta y entró por el otro lado. En el trayecto hacia Downing Street, una bomba hizo levantar el coche del lado derecho. "¿Qué te hizo cambiar de opinión?", le preguntó la mujer. "Algo me ha dicho ¡detente!", confesó él. En 1943, el propio Churchill declaraba ante un grupo de mineros: "A veces tengo la impresión de que una mano orientadora ha interferido en mi vida".
Arthur C. Clarke y su intervención quirúrgica "anunciada": El escritor famoso autor de 2001, una odisea del espacio, que predijo en sus novelas de ficción el uso del correo electrónico o de la telefonía móvil, contaba a los lectores del diario Locus, en 1991, una extraña coincidencia de la que fue protagonista. Acababa de recuperarse de una operación quirúrgica de próstata, a la que fue sometido en el University College Hospital de Londres, y durante la cual había sido conectado a tres tubos insertados en uretra, nariz y vena. Regresó a su casa de Sri Lanka y, de pronto, encontró una carta que le había escrito años antes su amigo J. B. S. Haldane en la que éste le decía: "Acabo de regresar de Londres, donde he sido operado en el University College Hospital, y me he despertado con tres tubos insertados en otros tantos lugares: uretra, nariz y vena".
Joyce y el Ulises: Ningún novelista ha dado más importancia a las casualidades significativas que James Joyce. Más de cien aparecen en su obra Ulises, cuya acción abarca tan sólo un día en la vida de Dublín. Cuando comprendió que iba a morir sin terminar su novela Finnegans Wake, Joyce eligió a su amigo James Stephens para completarla, no por sus cualidades literarias, sino porque había nacido el mismo día que él, 2 de febrero de 1882, también en Dublín; y porque Stephens se llamaba James, como el propio Joyce.
Lincoln y Kennedy: Se han descubierto más de 30 extrañas coincidencias entre la vida y muerte de ambos presidentes. Fueron elegidos con un siglo de diferencia (1860 y 1960). Los vicepresidentes de ambos se llamaban Johnson y nacieron en 1808 y 1908 respectivamente. Las esposas de los dos perdieron un hijo mientras ocupaban la Casa Blanca. Ambos fueron asesinados un viernes con sendos disparos en la cabeza. El asesino de Lincoln, John Wilkes Booth (nacido en 1839), lo hizo en un teatro y se refugió en un almacén. Lee Harvey Oswald (nacido en 1939) disparó desde un almacén y se refugió en un teatro. Los dos fueron asesinados antes del juicio. Lincoln tenía un secretario apellidado Kennedy que le advirtió que no fuera al teatro. Kennedy tenía un secretario apellidado Lincoln que le aconsejó no ir a Dallas. La simetría entre las vidas y funerales de ambos presidentes es tan milimétrica que se ha convertido en uno de los casos más extraordinarios de coincidencia.
Jefferson y Adams, tal para cual: Thomas Jefferson, segundo presidente de EE UU, fue autor de la Declaración de Independencia de este país. John Adams, amigo suyo, fue el tercero y uno de quienes la promulgó. Ambos murieron el mismo año y día, 4 de julio de 1826, exactamente en el cincuenta aniversario del Día de la Independencia norteamericana.
La bala que halló a su víctima después de 20 años: En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala paso rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y uso para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.
Saltar la banca: Charles Wells, el hombre que, contra toda probabilidad hizo saltar la banca de Monte Carlo en 1891, realizó dos apuestas idénticas sobre el rojo y el negro y ganó cada vez 100.000 francos. La tercera vez hizo su apuesta sobre el cinco, 35 contra 1, y ganó. Repitió cinco veces la operación y el cinco salió cinco veces, algo tan altamente improbable que puede considerarse imposible en la práctica. Wells retiró su dinero y se fue tranquilamente.
¿Salvados por Dios?: Una célebre y múltiple coincidencia, publicada por la revista Life en 1950, es la del coro del pueblo de Beatrice, en el estado norteamericano de Nebraska. El ensayo estaba convocado para el 1 de marzo a las 7:20 de la tarde, pero ese día sus quince componentes llegaron tarde por las más diversas razones. La familia del pastor se retrasó porque tuvo que terminar la colada, a otro se le averió el coche, un chico tuvo que terminar los deberes del colegio, a una madre le costó despertar a su hija de la siesta, otro quedó absorto con un programa de radio. El retraso de todos ellos resultó un increíble golpe de suerte, porque un fallo de la caldera hizo que la iglesia estallara a las 7:25 de aquella tarde. Un matemático calculó que la probabilidad de que esta cadena de acontecimientos se debiese al azar era sólo una contra un millón.
Presagios tenebrosos: El famoso bandido Jesse James veía en sus sueños que un amigo le mataría por la espalda. Y así ocurrió. Estaba en Missouri, sentado en una silla y sin pistolas, cuando un amigo suyo le asesinó con un rifle que el propio Jesse le había regalado.
Devolución de favores: Noche de junio de 1930. Allan Falby, policía motorizado de El Paso (Texas), persigue a un camión por exceso de velocidad. En una curva, su motocicleta choca contra el camión y Falby sufre la rotura de una arteria de su pierna derecha. Si Alfred Smith, el conductor del camión, no se hubiera parado para ayudarle, haciéndole un torniquete, Falby hubiera muerto. Una noche, cinco años más tarde, Falby se encuentra patrullando de nuevo cuando recibe un mensaje por radio: un automóvil a chocado contra un árbol en la Nacional 80. Llega antes que la ambulancia. El conductor está inconsciente. De una arteria abierta de su pierna derecha mana sangre abundantemente. Falby hace un torniquete y logra cortar la hemorragia. A continuación contempla el rostro de la víctima: es Alfred Smith.
Tragedia con suerte: Treinta personas murieron cuando un tren de cercanías cayó desde un puente a la bahía de Newark, en Nueva York. Trágico accidente que, sin embargo, hizo ganar grandes sumas de dinero a los neoyorquinos: una fotografía del accidente aparecida en los periódicos mostraba el número 932 en el último vagón del tren siniestrado. Presintiendo que ese número tenía un significado, muchas personas apostaron aquel día al 932 en la lotería de Manhattan. Y ganaron.
Titanic: Morgan Robertson, en su novela "Futilidad" describe un trasatlántico llamado "Titán" que se hunde al chocar con un iceberg. La novela se escribió 14 años antes de que el Titanic partiera del puerto de Southampton - el mismo descripto por Robertson - en su primer viaje. El imaginario "Titán" y el auténtico "Titanic" eran aproximadamente del mismo tamaño, tenían la misma capacidad de pasaje y desarrollaban la misma velocidad. Ambos se hundieron exactamente en el mismo punto del Atlántico Norte. Ambos chocaron contra el iceberg "en una fría noche de abril".
Existen historias aún más raras, denominadas "salto en el tiempo", como la que ilustra la experiencia del chófer de autobús británico D. J. Page. Durante la II Guerra Mundial, éste vio como su correspondencia era entregada por error a otro hombre llamado también Page y cuyo documento de identidad tenía el número 1509322, mientras que el suyo era el 1509321. Tiempo después de terminar la guerra, Page fue a reclamar a Hacienda los excesivos impuestos deducidos de su salario. Y comprobó que habían confundido su nómina con la de su viejo "amigo desconocido" Page, cuyo número de carné de conducir era curiosamente 29222, mientras el suyo era 29223.
Existen asimismo "resonancias" como la ocurrida al actor Malcom McDowell, mundialmente famoso por haber sido protagonista de La naranja mecánica. McDowell comenzó su vida laboral vendiendo café y fue representando el papel de un vendedor de café en la película Un hombre de suerte que habría de saltar a la fama
Es el caso de dos gemelos de Ohio cuya historia fue relatada en 1980 por el Reader ‘s Digest. Tras ser adoptados por familias distintas y vivir alejados durante 39 años, se conocieron y descubrieron que los dos se llamaban Jim; ambos habían estudiado diseño industrial; se casaron con mujeres llamadas Linda y tuvieron hijos llamados James; se divorciaron y se volvieron a casar con mujeres llamadas Bety y, por si fuera poco, cada uno tenía un perro llamado Toy.
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore, no sabía nada de espías rusos. Pero su protagonista se convirtió paulatinamente en uno de ellos. Acababa de terminar la obra cuando, en el mismo edificio donde vivía, fue detenido el espía ruso Rudolph Abel.
La exacta predicción que los ficticios astrónomos de Liliput, país que Swift inventara en Los Viajes de Gulliver, hicieran de la órbita y el diámetro de los satélites de Marte, un siglo y medio antes de que éstos fueran descubiertos.
Asimismo, en 1838 Poe describió, en Las aventuras de A. Gordon Pym, el fallecimiento de un grumete llamado Richard Parker, devorado por los supervivientes de un naufragio. Y, en 1884, el periódico The Times relataba la muerte de un grumete del mismo nombre y en idénticas circunstancias que las imaginadas por el escritor.
Es tradición decir que el gordo de la lotería de Navidad siempre toca en lugares donde ha ocurrido una desgracia, un atentado, una inundación, etc .. Pues me he puesto a investigar sobre alguna relación del número agraciado ayer, el 54.600 y me he encontrado ésto:
23 diciembre del 2004 ¿ Recordais el tristísimo accidente ocurrido hace dos semanas en el que un vehículo 'kamikaze' que circulaba en sentido contrario chocó de frente con otro coche donde viajaba un matrimonio con sus dos hijos ? Los padres murieron en el acto y los niños fueron rescatados del coche en llamas por un camionero que cortó sus cinturones con un cuchillo. La colisión mortal se produjo en el kilómetro 54,600. Aquí la noticia de aquel día: [ link noticia ] - "Este hecho provocó una brutal colisión entre dos turismos a la altura del kilómetro 54,600, un Seat Ibiza blanco, que iba en dirección contraria por el carril izquierdo de la vía y un Renaul Safrane"
Completando a la noticia del gordo, unas coincidencias más, ésta vez sólo numéricas... En los nº premiados: 54.600 - 45.564 - 23.342 - En los 3 números hay al menos una pareja de números iguales. - En los dos últimos hay dos parejas y ordenados de la misma manera XYYOX. - Restando 2 a todas las cifras del segundo premio nos da la cifra del tercer premio 4(-2=2)5(-2=3).5(-2=3)6(-2=4)4(-2=2) - Al menos una de las parejas están juntas "00", "55" y "33" y todas las cifras que componen cada número (exceptuando el 0) son correlativas "456" "456" "234" viendo incluso que se repiten en el primer y segundo número las cifras!!
Existen varios hechos curiosos entre el discordianismo y el asesinato de John F. Kennedy. Kerry Thornley sirvió en el ejército junto a Lee Harvey Oswald en la primavera de 1959, y entablaron amistad.[5] En 1962, Thornley publico el libro The Idle Warriors, cuyo personaje principal esta basado directamente en Lee Harvey Oswald, siendo el único libro escrito sobre Oswald antes del asesinato de JFK. Otro nexo interesante es que la primera versión del Principia fue distribuida gracias a que fue fotocopiada, en 1963, en las oficinas de Jim Garrison, el fiscal que llevaba el caso de la investigación del asesinato. Esto ocurrió sin que ni Garrison ni Thornley lo supieran, fue un favor que un asistente de Garrison le hizo a Greg Hil . Fuente Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Discordianismo
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Las siguientes coincidencias han sido extraidas del artículo de Lamberto García del Cid , titulado :Sincronicidades. Apología y refutación . En Red Científica.http://www.redcientifica.com/doc/doc200312237701.html
El conocido físico Pauli se sentía perseguido por singulares coincidencias, sucesos que sus colegas, malignamente, denominaban "efecto Pauli". Pauli, físico más bien teórico que experimental, pasaba poco tiempo en laboratorios, pero cuando lo hacía, acontecían inexplicables roturas de aparatos o imprevistas averías de instrumentos. Estos sucesos ocurrían con mayor frecuencia de lo que la mera casualidad podía explicar. Ni siquiera tenía que suceder el incidente junto a él, bastaba con que estuviera presente a diez o veinte metros.
Cierto día, en Zurich, analizando Jung con una paciente un sueño de ésta última, y que se relacionaba con el regalo de un escarabajo de oro, algo golpeó en la ventana de su gabinete. Jung fue a ver qué era y al abrir la ventana penetró en el cuarto un escarabajo, un scarabeide cetonia aurata, lo más próximo a un escarabajo de oro que puede encontrarse en nuestras latitudes, especie emparentada con el mítico escarabajo de oro egipcio motivo de los sueños de su paciente y objeto de las actuales reflexiones del psicólogo.
En Enero 1996 el que esto escribe (o sea, yo) se hallaba en el Barbican Center de Londres. Buscaba en una tienda de souvenirs un regalo para una amiga. Tropecé con un calendario con soporte para mesa que, sobre los días de cada mes, exhibía reproducciones de obras del pintor austriaco Gustav Klimt. Me gustó. Miré algo más, pero al final me decidí por el calendario. Con mi calendario de Klimt en el bolsillo, y mi mujer y mi suegra a los flancos, me dirigí al centro de la gran urbe. Cerca de los famosos almacenes Harrods buscamos un sitio para comer y elegimos un restaurante pequeño a cuyo comedor se accedía subiendo dos tramos de escaleras. El pequeño refectorio en el que nos acomodaron tenía decoradas las paredes con litografías de Gustav Klimt.
Cierta noche Jung soñó que la cama de su mujer era una fosa profunda con muros tapiados. Era una tumba y recordaba algo antiguo. Entonces oyó un hondo suspiro, como cuando alguien expira. Una figura que se parecía a su mujer se incorporó de la tumba y surcó los aires. Llevaba una túnica blanca en la que había bordados extraños signos negros. Se despertó, despertó a su mujer y miró la hora. Eran las tres de la madrugada. A las siete de la mañana les llegó la noticia de que una prima de su mujer había muerto a las tres de la madrugada.
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore no había en ella ningún espía ruso. Al progresar la novela un espía ruso aparece, desempeñando un papel secundario. A medida que avanzaba la obra, el espía fue ganando cuerpo hasta convertirse en el protagonista principal. Acabada la novela, el Servicio de Inmigración de los EE.UU. arrestó a un hombre que vivía en el piso de abajo de Norman Mailer. Se trataba del coronel Rudolf Abel, el espía ruso más importante de aquel tiempo en Norteamérica.
Cuando el poeta Hart Crane residía en Brooklyn Heights, sintió irresistibles deseos de escribir un poema sobre el puente de Brooklyn, que podía ver desde su ventana. Es el poema por el que es recordado principalmente. Sólo un año más tarde descubrió Crane que la dirección donde residía al componerlo, fue donde vivió Washington Roebling, ingeniero jefe en la construcción del puente.
En 1958, el novelista William Burroughs, que residía en Tánger, mantuvo cierto día una conversación con un tal capitán Clark, quien le mencionó que había estado navegando por el estrecho 23 años sin ningún percance. Ese día el capitán Clark sufrió su primer accidente grave. Esa misma tarde, mientras comentaba el suceso, Burroughs escuchó un boletín de la radio donde se informaba de un accidente aéreo ocurrido en Florida. El número de vuelo resultó ser el 23 y el piloto un tal capitán Clark.
Después de que Arthur Koestler publicase sus Roots of Coincidence, el profesor Hans Zeisel, de la Universidad de Chicago, escribió a Koestler relatándole cómo le perseguía dondequiera que fuese una cadena de números 23. En Viena, de donde era originario, vivió en la calle Rossaurerlaend 23. Tuvo su bufete de abogados en la Gonzagagasse 23 y su madre vivía en la Alserstrasse 23. En cierta ocasión la madre de Zeisel llevó a Montecarlo la novela titulada Die Liebe der Jeanne Ney, en la que un personaje gana una fortuna apostando en la ruleta al número 23. La madre de Zeisel decidió repetir la suerte del personaje de la novela y en el casino apostó al número 23. El número 23 salió al segundo intento.
Siempre constituye para mí nuevo motivo de asombro el que sean tantas las personas que han tenido experiencias de ésta índole (sincronicidades) y del cuidado con que se oculta cuanto hay en ellas de inexplicable. (C. G. Jung)
Carl G. Jung tuvo una vez un sueño sobre Liverpool, sueño al que concedió tanta importancia que lo analizó profusamente. Una de las conclusiones que sacó fue que Liverpool, a través de un juego de palabras, representaba en su sueño un "pool of life", lo que vendría a significar un renacimiento. Años más tarde, Peter O'Halligan, del Centro Mundial de Coincidencias, en Berkeley, California, analizó el sueño cuidadosamente y concluyó que todos los detalles indicaban que el lugar que describe Jung no podía ser otro que una intersección de ciertas calles de Liverpool. En ese lugar hubo un café donde los Beatles actuaron por primera vez. En ese mismo punto, más tarde, se ubicó el Teatro de la Ciencia Ficción, donde se representó "Illuminatus", obra de Robert Anton Wilson en la que la acción transcurría principalmente en un submarino amarillo, homenaje a los Beatles. Carl G. Jung era un personaje de la obra. ¿Renacimiento?
Un tal M. Deschamps relata que, de niño en Orleans (Francia), un huésped de la familia llamado M. de Fortgibu le ofreció un trozo de pudding de ciruelas. Años más tarde, M. Deschamps ya mozo, pidió pudding de ciruelas en un restaurante de París. El camarero le dijo que la última ración acababa de servírsela a un señor, señor al que señaló discretamente y que no era otro que M. de Fortgibu. Muchos años después, en una cena donde a M. Deschamps se le ofreció pudding de ciruelas, aprovechó éste la oportunidad para narrar sus experiencias con relación a dicho manjar y el Sr. de Fortgibu. Acabado el relato, y mientras deglutía su pudding de ciruelas, Deschamps manifestó que lo único que faltaba era la presencia del señor de Fortgibu. En ese momento la puerta se abrió y apareció M. de Fortgibu, ahora un anciano desorientado, quien se excusó alegando que se había equivocado de puerta.
13.2.96. Hoy he leído en el libro The True Confessions of Aleister Crowley una referencia a un tal "Mortadello" y me ha hecho gracia, pues lo relacioné con el héroe de tebeo ideado por Ibáñez, personaje favorito de mi hijo. Al poco rato, en la radio, oigo que se ha detenido en Francia al etarra Mortadelo.
El ingeniero J.W. Dunne, en 1902, tuvo una pesadilla acerca de una erupción volcánica. La pesadilla consistió en las habituales situaciones de correr, apresurarse, perderse, etc., en su esfuerzo por llegar a tiempo de avisar a la gente amenazada. En la lógica del sueño el aciago suceso no había ocurrido, pero Dunne sabía sin lugar a dudas que ocurriría. El lugar amenazado en su sueño era una isla en la que se hablaba francés y Dunne sabía que morirían 4.000 personas. Dos días después de la pesadilla un volcán en la Martinica francesa entró en erupción, una ciudad fue sepultada y 40.000 personas murieron.
En 1909, discutiendo sobre parapsicología, Freud y Jung perdieron los estribos. Entonces oyeron el ruido de una explosión procedente de la biblioteca de Freud. Ambos enmudecieron de sorpresa. Jung habló primero: - "Ahí lo tiene. Eso es un ejemplo de los llamados fenómenos catalíticos". - "¡Oh, vamos -exclamó Freud-, eso es caca de la vaca!" - "No lo es -replicó Jung-. Se equivoca, Herr Profesor. ¡Y para demostrar mi punto de vista, vaticino que en breve se producirá otra detonación!" Ambos psicoanalistas guardaron silencio y entonces se oyó una segunda explosión. Freud se quedó tan impresionado que no pudo seguir argumentando.
Pero lo extraño de esta historia es que posee dos secuelas. En 1972, el Dr. Robert Harvie, psicólogo de la Universidad de Londres, leía en voz alta a un amigo el relato de este episodio cuando una lámpara de la sala de Harvie cayó al suelo estrepitosamente. Y en 1973, una tal Margaret Green informó que mientras leía el mismo pasaje acerca de Jung y Freud en un tren, la ventana estalló repentinamente con un estruendo semejante al de una bomba.
Noche del 17.04.97. Al acostarme, tomo uno de los varios libros que descasan sobre la mesilla de noche. Se trata de El dardo en la palabra, de Fernando Lázaro Carreter. Leo en la página 114 una anécdota referida por Ortega y Gasset sobre Pío Baroja en la que el novelista vasco manifestó que no hay peor cosa que ponerse a pensar en cómo se deben decir las cosas, porque acababa uno de perder la cabeza. Él había escrito: "Aviraneta bajó de zapatillas", pero al preguntarse si estaba bien o mal dicho, ya no sabía si debía decirse "Aviraneta bajó de zapatillas, bajó con zapatillas o bajó a zapatillas". Leído el "dardo", dejé el libro de Lázaro Carreter y tomé otro, esta vez Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Pradas y a los pocos párrafos llego a este pasaje: "En esto estaba en los talleres Pío Baroja, en alpargatas, de alpargatas, con alpargatas, muy envuelto..." (los subrayados son míos, y sólo míos). ¿No resulta en extremo curioso que lo que acababa de leer como anécdota en un libro lo parodie a continuación otro libro dentro de su narración, libros sólo unidos entre sí (imagino) por descansar en mi mesilla?
Cuanto más frecuentemente utilizamos la palabra "coincidencia" para explicar acontecimientos extraños significa que no buscamos, sino que evitamos encontrar la explicación real. (R.A. Wilson)
Primero de abril de 1949. Jung llevaba unos días ocupado en una investigación sobre el símbolo del pez en la historia. Por la mañana había escrito: "Est homo totus medius piscis ab imo". Ese mismo día en el almuerzo sirven pescado. Durante la comida alguien recuerda accidentalmente la costumbre del "pez de abril". Por la tarde una paciente a quien había tratado meses atrás, acudió a verlo para mostrarle algunos cuadros de peces que había pintado durante ese lapso. Por la noche se le mostró un bordado que representaba monstruos marinos pisciformes. Al día siguiente, 2 de abril, a primera hora de la mañana, otra ex paciente, a quien no había visto en muchos años, acudió a Jung para relatarle un sueño en el cual, estando a orillas de un lago, vio a un pez grande que se acercaba nadando en su dirección para detenerse a sus pies. Jung afirma que sólo una persona de las mencionadas sabía en lo que estaba trabajando.
Schopenhauer denominó a la sincronicidad: "Conexión transversal significativa".
En varios casos recopilados por el escritor Wilhelm von Scholz, se cuenta que cierta vez una madre había fotografiado a su hijito de cuatro años en la Selva negra. Mandó a revelar la película a Estrasburgo. A causa del estallido de la guerra (1914) no pudo retirar la película y la dio por perdida. En 1916 compró en Frankfurt otra película con el fin de fotografiar a su hijita que entre tanto había nacido. Al revelar la película se comprobó una doble exposición en la misma. ¡La segunda fotografía era la que había hecho a su hijito en 1914! La vieja película, no revelada, se había mezclado de alguna manera con material virgen, saliendo de esa manera nuevamente a la venta.
Jung cuenta que tenía un paciente cincuentón, cuya mujer, en una ocasión, le había relatado que a la muerte de su madre y de su abuela habíanse reunido delante de las ventanas de la habitación donde reposaba el féretro gran número de pájaros. Ocurrió que el paciente de Jung, marido de la mencionada señora, ya curado de su neurosis, experimentó ciertos síntomas que Jung atribuyó a afecciones cardíacas. El psicólogo lo remitió al especialista. La mujer, luego de salir su marido hacia el médico, se angustió, pues una bandada de pájaros había descendido sobre el tejado de la casa. Su marido, cuando volvía del médico -que no pudo encontrar nada en una primera auscultación- se desplomó repentinamente en la calle y fue trasladado a su casa moribundo.
Cierta vez regresaba Jung a casa en tren desde la ciudad de Bolingen. Llevaba un libro en las manos, pero no podía leer, porque desde el momento que el tren se puso en marcha se le presentó la imagen de una persona ahogándose. Era el recuerdo de una desgracia ocurrida durante el servicio militar. En todo el viaje no pudo liberarse de la imagen. Eso le inquietó y pensó si no habría sucedido alguna desgracia. Arribado a la estación de destino, Jung se apeó y se dirigió a casa, todavía preocupado por ese recuerdo. En el jardín correteaban los hijos de su hermana, que entonces vivía con él. Jung preguntó si había ocurrido algo y le dijeron que Adrian, el hijo menor de su hermana se había caído al agua en el embarcadero y, como no sabía nadar, por poco se ahoga. Le había salvado su hermano mayor. Ese suceso tuvo lugar en el momento en que Jung fue invadido en el tren por los recuerdos del ahogado.
¿Es casual que Rafael, el gran pintor de escenas sagradas, naciera un 6 de abril y muriera un 6 de abril y que en las dos ocasiones fuera Viernes Santo?
Richard Horne, más conocido como Harry Horse, celebrado bromista y plagiario, escribió una obra titulada Diario de un plagiario (Diary of a Plagiarist). El libro, envejecido con técnicas rigurosas, iba firmado por un tal Drahcir Enroh, que era su verdadero nombre (Richard Horne) pero deletreado al revés. El libro, presuntamente escrito en 1846, sostenía que la Atlántida desapareció bajo el diluvio, y trataba de informar sobre dónde había ido a parar todo ese cúmulo de conocimientos que se perdió con el hundimiento del misterioso continente. Harry Horse vendió el libro a un anticuario de Edimburgo, quien lo llevó a Christie's, los conocidos subastadores, para peritar. Christie's a su vez lo remitió a un experto, quien les dijo que sí, que el libro era valioso porque estaba escrito por Richard Horne. Habían desvelado fácilmente la distorsión del nombre, pero para sorpresa de Harry Horse, resultó que en realidad existió un Richard Horne nacido en el siglo XIX y que en el mismo año de 1846 escribió un libro titulado Orión, que "casualmente" trataba del hundimiento de la Atlántida tras el diluvio universal, existencia de la que Richard Horne, el plagiario e inventor de los diarios, no tenía la menor idea. Harry Horse se interesó entonces por tan enigmático personaje y descubrió que fue un poeta de poco éxito que escribió unos 45 libros. Consiguió algunos y, en uno de ellos, encontró la frase: "¿Qué seríamos, si nuestra alma hubiera vivido anteriormente?". No sólo Richard Horne (Harry Horse) encontró a un inesperado homónimo al tratar de colar un plagio, sino que aún se dio otra "casualidad": Diario de un plagiario fue escrito en 1983. El último libro que el primer Richard Horne escribió en vida, fue en 1883, por título: Sithron the Star-Stricken, y pretende ser un manuscrito del siglo XII descubierto bajo las ruinas del templo de Salomón. ¿Demasiadas "coincidencias"?
En los primeros días de Enero de 1978, Rudy Rucker llamó por teléfono al famoso matemático Kurt Gödel porque deseaba visitarle de nuevo. Gödel se excusó aduciendo que se encontraba muy enfermo. A mediados del mismo mes, Rucker soñó una noche que se encontraba junto a la cama de Gödel. Sobre la colcha, frente al enfermo, se hallaba un tablero de ajedrez con las piezas en mitad de una partida. En esto, Gödel sacó una mano y arrojó el tablero de la cama. Las fichas se desparramaron por el suelo. El tablero comenzó a alargarse en un plano matemático de proporciones infinitas. Hubo un breve juego de símbolos en el aire y luego... el vacío. Una luz blanca sin matices lo inundó todo. Al día siguiente Rudy Rucker recibió la noticia de que el famoso matemático había muerto.
En el salmo 46, la palabra 46 es "shake". La 46º palabra desde el final del salmo contando hacia atrás es "Spear". En conjunto: Shakespeare. Cuando esta versión de la Biblia conocida como la del Rey Jacobo fue completada era el año 1610 (=35 x 46), ¡Shakespeare tenía 46 años!
Pocos meses antes del desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) un profesor de física llamado Leonard Sidney Dawe, que elaboraba el crucigrama del Daily Telegraph, despertó las sospechas de Scotland Yard. El servicio de seguridad británico llegó a creer que Dawe pasaba información a los alemanes en sus crucigramas. Aunque finalmente el crucigramista logró probar su inocencia, las innumerables coincidencias que fundamentaron la investigación policial resultan realmente chocantes: El 2 de mayo su parrilla contenía la palabra "Utah", el nombre en clave de una de las playas donde se efectuó el desembarco. El 22 de mayo aparecía "Omaha", nombre en cifra de otra de las playas escogidas. El 30 de mayo la palabra que inquietó a los investigadores era "Mulberry", denominación de dos puertos artificiales que debían situarse cerca de las playas para cubrir el desembarco. El 1 de junio aparecía la palabra "Neptune", nombre en clave del conjunto de las operaciones navales aliadas. Finalmente el 2 de junio, a sólo cuatro días del desembarco de Normandía, el crucigrama del Daily Telegraph contenía la palabra "overlord", precisamente el nombre en clave del plan global de la invasión aliada.
¿Sabían ustedes que 3 de los primeros cinco presidentes de los EE.UU. murieron el mismo día del año? ¿Y que casualmente ese día fue el 4 de Julio, el día más señalado en esa nación?
Cuenta Luis Buñuel en sus memorias que cierta vez, en Nueva York, fue a la Biblioteca que se encuentra en la calle 42 porque quería buscar un libro que hablaba de Simón el estilita, pues preparaba su película "Simón del desierto". Entró en la biblioteca a las cinco de la tarde. Quiso buscar la ficha del libro del padre Festugiéres, que le habían dicho era el más completo sobre ese tema. La ficha no estaba en los ficheros. Volvió la cabeza: un hombre se hallaba a su lado. Tenía esa ficha en la mano.
Cierta vez dibujó Jung un mandala en cuyo centro había un castillo dorado. Cuando estuvo terminado el dibujo se preguntó por qué le había salido tan chinesco. A pesar de que fuera del mandala no había nada chino, el castillo dorado del interior provocaba en él una intensa sensación de ser chino y se preguntó de dónde provendría tal impresión. Poco después recibió una carta de Richard Wilhelm. Le enviaba el manuscrito de un tratado taoísta-alquímico chino titulado El secreto de la flor de oro y le rogaba que lo comentara. Cuando dibujó el mandala con su castillo en el interior la carta ya estaba en camino.
Sincronicidad: Una relatividad del tiempo y del espacio psíquicamente condicionada. (C. G. Jung)
Richard Dawkins, el prestigioso teórico de la evolución, cuenta en su libro Unweaving the Rainbow una sincronicidad que le ocurrió a su mujer cuando esperaba en la consulta del dentista. Digamos primero que Dawkins no cree en las sincronicidades, pero yo tomo el ejemplo porque me gusta. Pues bien, el 18 de septiembre de 1916, estando la señora Dawkins en la consulta del doctor J. v. H., leía la revista Die Kunst cuando le impresionaron las reproducciones de varios cuadros de un pintor llamado Schwalbach, y tomó nota mental de acordarse del nombre porque deseaba ver los originales. En ese momento se abrió la puerta de la sala de espera y la recepcionista pregunto: "¿Está aquí la señora Schwalbach? La requieren al teléfono". Schwalbach, digamos de paso, no es un apellido demasiado corriente en Alemania.
En la novela de Vladimir Nabokov Laughter in the Dark, se menciona una película en la que a la protagonista le dan un pequeño papel. La primera actriz de la película en la novela de Nabokov se llamaba Dorinna Karenina. Años más tarde, cuando se llevó al cine la película basada en esta novela de Nabokov (dirigida por Tony Richardson), resultó que la actriz que protagonizaba a Margot, la protagonista, se llamó Anna Karina.
V. Nabokov: "Padezco de los desconcertantes escrúpulos de la superstición: un número, un sueño, una coincidencia pueden afectarme obsesivamente".
En el libro Why do Buses Come in Threes, escrito por dos matemáticos británicos, se recoge la siguiente anécdota de un conocido de ambos. Esta persona fue cierta vez a visitar a unos nuevos vecinos. La hija de estos, Sarah, estaba dibujando con pinturillas. El visitante se puso a jugar con ella y le dibujó una luna y para entretenerla le dijo que por la forma de la luna se podía decir de qué fecha era. Para hacer la historia más plausible, miró el hombre su dibujo y, tras pensar una fecha al azar, le dijo a la niña que esa luna tenía fecha del 17 de agosto. La madre de la niña, que estaba escuchando, emitió un sonido de sorpresa. "Sabía que iba usted a decir esa fecha", manifestó sorprendida. El cumpleaños de Sarah es el 17 de agosto, y también el mío, y el de mi marido".
Cierta vez tuvo Jung un paciente que contrajo matrimonio. La carga de una esposa fue excesiva para él y un año después de la boda cayó en una profunda depresión. Jung había convenido con él que le llamase si ello sucedía. Pero en consideración a su mujer, el hombre se abstuvo de hacerlo. Por aquel tiempo Jung dio una conferencia en la ciudad de B. Llegó al hotel hacia la medianoche y se metió en la cama. Sin razón aparente, tardó en conciliar el sueño. Hacia las dos de la madrugada, Jung se despertó con signos de angustia y con el convencimiento de que había alguien en la habitación. Encendió la luz, pero allí no había nadie. Se asomó al pasillo por si alguien se hubiera equivocado de puerta, pero el pasillo también se hallaba vacío y en él reinaba el silencio más absoluto. Intentó Jung recordar lo ocurrido y fue entonces consciente de que se había despertado por un dolor sordo, como si algo le hubiera dado contra la frente y le hubiera golpeado la parte posterior del cráneo. Al día siguiente recibió un telegrama en el que se le comunicaba que el paciente arriba mencionado se había suicidado. Más tarde supo que se había disparado un tiro y que la bala se introdujo en la parte posterior del cráneo.
Según fuentes del Readers Digest, un hombre llamado George D. Bryson se hospedó en un hotel en Louisville, Kentucky. El empleado le asignó la habitación 307. Poco después de tomar posesión de la habitación, el cliente recibió una carta dirigida al Sr. George D. Bryson, de la habitación 307. Extrañado, pues no había dicho a nadie que estaba en Louisville y menos dado su número de habitación, que acababa de serle asignada, abrió el sobre. La carta no era para él, era para una persona de Montreal que se llamaba igual que él y que no hacía mucho se había hospedado en esa misma habitación.
En 1930 un piloto tuerto llamado Hinchliffe intentó el primer vuelo transatlántico de Este a Oeste. Esperaba volar solo, pero inesperadamente a último momento su patrocinador insistió en que lo acompañara una mujer como copiloto. A varios centenares de millas de la ruta prevista del avión, navegaban en un buque dos viejos amigos de Hinchliffe, el coronel de las Fuerzas Aéreas Henderson y el jefe de escuadrilla Rivers Oldmeadow; ambos dormían. Ignoraban que Hinchliffe estuviera llevando a cabo aquel intento en ese momento y menos que lo acompañara otra persona. En medio de la noche, Henderson, en pijama, irrumpió en la cabina de Oldmeadow y le dijo: "¡Dios mío, Rivers, acaba de ocurrir algo espantoso! Hinch estuvo en mi cabina, con el parche en el ojo y todo, fue terrible, no dejaba de repetir una y otra vez "Henry, ¿qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? He traído a la mujer conmigo y estoy perdido". Luego desapareció de mi vista. Sencillamente desapareció". Esa noche el avión de Hinchliffe cayó y él y la mujer que lo acompañaba murieron
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Coincidencias
Lo que sigue son diferentes relatos de coincidencias significativas que han sido recogidas en diferentes webs. No está comprobada la veracidad de ninguna de ellas excepto la referida al Hermano Roger que ha sido localizada por el autor.
El martes 16 agosto del 2005 se produjo el asesinato del Hermano Roger prior de Taize,. El atentado ocurrió durante la oración vespertina en la Iglesia de la Reconciliación. Una mujer, trastornada mental, llamada Luminita Solcan,de 36 años y origen rumano (del pueblo de Iasi) fue la autora de la agrresión . 30 años antes, el 16 de agosto de 1970 durante la oración de la noche en Taize, Raymond Olivier, ve cerca del icono del coro de la Iglesia de la Reconciliación a una mujer con un niño en brazos en medio de una luz sorprendente, el es el único que la ve, supone que podría ser la Virgen Maria. (Señalado el 19 de agosto 1970 en el libro Lucha y Contemplación ,frere Roger, Herder, Barcelona 1976).
André Bretón señala : "El azar es la coincidencia de una casualidad externa y una finalidad interna." Y narra el encuentro inesperado, en un café deVilleneuveles-Avignon, el 29 de mayo de 1934, con una muchacha "escandalosamente bella". Al regresar a París, exaltado por el objeto de su amor, una noche abre uno de sus libros y lee un poema titulado Girasol, que había escrito en 1923: era la narración anticipada de su aventura. (Recogido del relato de Alfredo Bryce Echenique - El amor, absolutamente melancólico).
Rey Umberto de Italia: Una sorpresa inclasificable espera al rey Umberto de Italia la noche del 28 de julio de 1900, cuando decide ir a cenar a una posada próxima a Milán: ¡el posadero es su vivo retrato! Pero más sorprendido queda cuando, al conversar con él, descubre que ambos han nacido en la misma ciudad, su doble se llama Umberto como él, se había casado en igual día que el mismo rey, en idéntica ciudad y con una joven llamada Margarita, como la reina. El día en que Umberto fue coronado rey, el otro Umberto había abierto su posada. Desconcertado, el rey volvió al palacio. Al día siguiente le fue notificado que su sosías había muerto en un accidente de caza. Poco después de manifestar su deseo de acudir al funeral del posadero, el rey Umberto dejó de existir, abatido por tres disparos de un anarquista.
Un tal Hugh Williams: El 5 de diciembre de 1664 un navío naufraga durante su travesía por el estrecho de Menay, en el mar de Irlanda. Uno solo de los sesenta y un pasajeros sobrevive, un hombre llamado Hugh Williams. Otro 5 de diciembre, el de 1785, otro barco se hunde en el mismo sitio. Y, de nuevo, se encuentra a un solo superviviente, un tal Hugh Williams. Finalmente, el 5 de agosto de 1820, caen en esas aguas 24 pasajeros de un velero perdido. Sólo un hombre se salvará; un hombre llamado... ¡Hugh Williams!
Winston Churchill: Considerado como uno de los diez personajes más influyentes del siglo XX, el famoso primer ministro británico era propenso a las coincidencias y gracias a ellas salvó la vida en numerosas ocasiones. Durante la guerra de Sudáfrica huyó de los bóers, que le tenían prisionero en Mozambique, y fue a parar a una comunidad minera. Llamó al azar a una puerta y resultó que era la única casa en cuarenta kilómetros donde no lo entregarían, pues el propietario era británico. En la I Guerra Mundial, su trinchera fue destruida por un proyectil justo después de haberla abandonado. Su esposa Clementine cuenta que, en los años de la II Guerra Mundial, Churchill siempre entraba en su coche por la puerta derecha. Pero un día, durante un bombardeo, se detuvo, dio la vuelta y entró por el otro lado. En el trayecto hacia Downing Street, una bomba hizo levantar el coche del lado derecho. "¿Qué te hizo cambiar de opinión?", le preguntó la mujer. "Algo me ha dicho ¡detente!", confesó él. En 1943, el propio Churchill declaraba ante un grupo de mineros: "A veces tengo la impresión de que una mano orientadora ha interferido en mi vida".
Arthur C. Clarke y su intervención quirúrgica "anunciada": El escritor famoso autor de 2001, una odisea del espacio, que predijo en sus novelas de ficción el uso del correo electrónico o de la telefonía móvil, contaba a los lectores del diario Locus, en 1991, una extraña coincidencia de la que fue protagonista. Acababa de recuperarse de una operación quirúrgica de próstata, a la que fue sometido en el University College Hospital de Londres, y durante la cual había sido conectado a tres tubos insertados en uretra, nariz y vena. Regresó a su casa de Sri Lanka y, de pronto, encontró una carta que le había escrito años antes su amigo J. B. S. Haldane en la que éste le decía: "Acabo de regresar de Londres, donde he sido operado en el University College Hospital, y me he despertado con tres tubos insertados en otros tantos lugares: uretra, nariz y vena".
Joyce y el Ulises: Ningún novelista ha dado más importancia a las casualidades significativas que James Joyce. Más de cien aparecen en su obra Ulises, cuya acción abarca tan sólo un día en la vida de Dublín. Cuando comprendió que iba a morir sin terminar su novela Finnegans Wake, Joyce eligió a su amigo James Stephens para completarla, no por sus cualidades literarias, sino porque había nacido el mismo día que él, 2 de febrero de 1882, también en Dublín; y porque Stephens se llamaba James, como el propio Joyce.
Lincoln y Kennedy: Se han descubierto más de 30 extrañas coincidencias entre la vida y muerte de ambos presidentes. Fueron elegidos con un siglo de diferencia (1860 y 1960). Los vicepresidentes de ambos se llamaban Johnson y nacieron en 1808 y 1908 respectivamente. Las esposas de los dos perdieron un hijo mientras ocupaban la Casa Blanca. Ambos fueron asesinados un viernes con sendos disparos en la cabeza. El asesino de Lincoln, John Wilkes Booth (nacido en 1839), lo hizo en un teatro y se refugió en un almacén. Lee Harvey Oswald (nacido en 1939) disparó desde un almacén y se refugió en un teatro. Los dos fueron asesinados antes del juicio. Lincoln tenía un secretario apellidado Kennedy que le advirtió que no fuera al teatro. Kennedy tenía un secretario apellidado Lincoln que le aconsejó no ir a Dallas. La simetría entre las vidas y funerales de ambos presidentes es tan milimétrica que se ha convertido en uno de los casos más extraordinarios de coincidencia.
Jefferson y Adams, tal para cual: Thomas Jefferson, segundo presidente de EE UU, fue autor de la Declaración de Independencia de este país. John Adams, amigo suyo, fue el tercero y uno de quienes la promulgó. Ambos murieron el mismo año y día, 4 de julio de 1826, exactamente en el cincuenta aniversario del Día de la Independencia norteamericana.
La bala que halló a su víctima después de 20 años: En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala paso rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y uso para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.
Saltar la banca: Charles Wells, el hombre que, contra toda probabilidad hizo saltar la banca de Monte Carlo en 1891, realizó dos apuestas idénticas sobre el rojo y el negro y ganó cada vez 100.000 francos. La tercera vez hizo su apuesta sobre el cinco, 35 contra 1, y ganó. Repitió cinco veces la operación y el cinco salió cinco veces, algo tan altamente improbable que puede considerarse imposible en la práctica. Wells retiró su dinero y se fue tranquilamente.
¿Salvados por Dios?: Una célebre y múltiple coincidencia, publicada por la revista Life en 1950, es la del coro del pueblo de Beatrice, en el estado norteamericano de Nebraska. El ensayo estaba convocado para el 1 de marzo a las 7:20 de la tarde, pero ese día sus quince componentes llegaron tarde por las más diversas razones. La familia del pastor se retrasó porque tuvo que terminar la colada, a otro se le averió el coche, un chico tuvo que terminar los deberes del colegio, a una madre le costó despertar a su hija de la siesta, otro quedó absorto con un programa de radio. El retraso de todos ellos resultó un increíble golpe de suerte, porque un fallo de la caldera hizo que la iglesia estallara a las 7:25 de aquella tarde. Un matemático calculó que la probabilidad de que esta cadena de acontecimientos se debiese al azar era sólo una contra un millón.
Presagios tenebrosos: El famoso bandido Jesse James veía en sus sueños que un amigo le mataría por la espalda. Y así ocurrió. Estaba en Missouri, sentado en una silla y sin pistolas, cuando un amigo suyo le asesinó con un rifle que el propio Jesse le había regalado.
Devolución de favores: Noche de junio de 1930. Allan Falby, policía motorizado de El Paso (Texas), persigue a un camión por exceso de velocidad. En una curva, su motocicleta choca contra el camión y Falby sufre la rotura de una arteria de su pierna derecha. Si Alfred Smith, el conductor del camión, no se hubiera parado para ayudarle, haciéndole un torniquete, Falby hubiera muerto. Una noche, cinco años más tarde, Falby se encuentra patrullando de nuevo cuando recibe un mensaje por radio: un automóvil a chocado contra un árbol en la Nacional 80. Llega antes que la ambulancia. El conductor está inconsciente. De una arteria abierta de su pierna derecha mana sangre abundantemente. Falby hace un torniquete y logra cortar la hemorragia. A continuación contempla el rostro de la víctima: es Alfred Smith.
Tragedia con suerte: Treinta personas murieron cuando un tren de cercanías cayó desde un puente a la bahía de Newark, en Nueva York. Trágico accidente que, sin embargo, hizo ganar grandes sumas de dinero a los neoyorquinos: una fotografía del accidente aparecida en los periódicos mostraba el número 932 en el último vagón del tren siniestrado. Presintiendo que ese número tenía un significado, muchas personas apostaron aquel día al 932 en la lotería de Manhattan. Y ganaron.
Titanic: Morgan Robertson, en su novela "Futilidad" describe un trasatlántico llamado "Titán" que se hunde al chocar con un iceberg. La novela se escribió 14 años antes de que el Titanic partiera del puerto de Southampton - el mismo descripto por Robertson - en su primer viaje. El imaginario "Titán" y el auténtico "Titanic" eran aproximadamente del mismo tamaño, tenían la misma capacidad de pasaje y desarrollaban la misma velocidad. Ambos se hundieron exactamente en el mismo punto del Atlántico Norte. Ambos chocaron contra el iceberg "en una fría noche de abril".
Existen historias aún más raras, denominadas "salto en el tiempo", como la que ilustra la experiencia del chófer de autobús británico D. J. Page. Durante la II Guerra Mundial, éste vio como su correspondencia era entregada por error a otro hombre llamado también Page y cuyo documento de identidad tenía el número 1509322, mientras que el suyo era el 1509321. Tiempo después de terminar la guerra, Page fue a reclamar a Hacienda los excesivos impuestos deducidos de su salario. Y comprobó que habían confundido su nómina con la de su viejo "amigo desconocido" Page, cuyo número de carné de conducir era curiosamente 29222, mientras el suyo era 29223.
Existen asimismo "resonancias" como la ocurrida al actor Malcom McDowell, mundialmente famoso por haber sido protagonista de La naranja mecánica. McDowell comenzó su vida laboral vendiendo café y fue representando el papel de un vendedor de café en la película Un hombre de suerte que habría de saltar a la fama
Es el caso de dos gemelos de Ohio cuya historia fue relatada en 1980 por el Reader ‘s Digest. Tras ser adoptados por familias distintas y vivir alejados durante 39 años, se conocieron y descubrieron que los dos se llamaban Jim; ambos habían estudiado diseño industrial; se casaron con mujeres llamadas Linda y tuvieron hijos llamados James; se divorciaron y se volvieron a casar con mujeres llamadas Bety y, por si fuera poco, cada uno tenía un perro llamado Toy.
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore, no sabía nada de espías rusos. Pero su protagonista se convirtió paulatinamente en uno de ellos. Acababa de terminar la obra cuando, en el mismo edificio donde vivía, fue detenido el espía ruso Rudolph Abel.
La exacta predicción que los ficticios astrónomos de Liliput, país que Swift inventara en Los Viajes de Gulliver, hicieran de la órbita y el diámetro de los satélites de Marte, un siglo y medio antes de que éstos fueran descubiertos.
Asimismo, en 1838 Poe describió, en Las aventuras de A. Gordon Pym, el fallecimiento de un grumete llamado Richard Parker, devorado por los supervivientes de un naufragio. Y, en 1884, el periódico The Times relataba la muerte de un grumete del mismo nombre y en idénticas circunstancias que las imaginadas por el escritor.
Es tradición decir que el gordo de la lotería de Navidad siempre toca en lugares donde ha ocurrido una desgracia, un atentado, una inundación, etc .. Pues me he puesto a investigar sobre alguna relación del número agraciado ayer, el 54.600 y me he encontrado ésto:
23 diciembre del 2004 ¿ Recordais el tristísimo accidente ocurrido hace dos semanas en el que un vehículo 'kamikaze' que circulaba en sentido contrario chocó de frente con otro coche donde viajaba un matrimonio con sus dos hijos ? Los padres murieron en el acto y los niños fueron rescatados del coche en llamas por un camionero que cortó sus cinturones con un cuchillo. La colisión mortal se produjo en el kilómetro 54,600. Aquí la noticia de aquel día: [ link noticia ] - "Este hecho provocó una brutal colisión entre dos turismos a la altura del kilómetro 54,600, un Seat Ibiza blanco, que iba en dirección contraria por el carril izquierdo de la vía y un Renaul Safrane"
Completando a la noticia del gordo, unas coincidencias más, ésta vez sólo numéricas... En los nº premiados: 54.600 - 45.564 - 23.342 - En los 3 números hay al menos una pareja de números iguales. - En los dos últimos hay dos parejas y ordenados de la misma manera XYYOX. - Restando 2 a todas las cifras del segundo premio nos da la cifra del tercer premio 4(-2=2)5(-2=3).5(-2=3)6(-2=4)4(-2=2) - Al menos una de las parejas están juntas "00", "55" y "33" y todas las cifras que componen cada número (exceptuando el 0) son correlativas "456" "456" "234" viendo incluso que se repiten en el primer y segundo número las cifras!!
Existen varios hechos curiosos entre el discordianismo y el asesinato de John F. Kennedy. Kerry Thornley sirvió en el ejército junto a Lee Harvey Oswald en la primavera de 1959, y entablaron amistad.[5] En 1962, Thornley publico el libro The Idle Warriors, cuyo personaje principal esta basado directamente en Lee Harvey Oswald, siendo el único libro escrito sobre Oswald antes del asesinato de JFK. Otro nexo interesante es que la primera versión del Principia fue distribuida gracias a que fue fotocopiada, en 1963, en las oficinas de Jim Garrison, el fiscal que llevaba el caso de la investigación del asesinato. Esto ocurrió sin que ni Garrison ni Thornley lo supieran, fue un favor que un asistente de Garrison le hizo a Greg Hil . Fuente Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Discordianismo
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Las siguientes coincidencias han sido extraidas del artículo de Lamberto García del Cid , titulado :Sincronicidades. Apología y refutación . En Red Científica.http://www.redcientifica.com/doc/doc200312237701.html
El conocido físico Pauli se sentía perseguido por singulares coincidencias, sucesos que sus colegas, malignamente, denominaban "efecto Pauli". Pauli, físico más bien teórico que experimental, pasaba poco tiempo en laboratorios, pero cuando lo hacía, acontecían inexplicables roturas de aparatos o imprevistas averías de instrumentos. Estos sucesos ocurrían con mayor frecuencia de lo que la mera casualidad podía explicar. Ni siquiera tenía que suceder el incidente junto a él, bastaba con que estuviera presente a diez o veinte metros.
Cierto día, en Zurich, analizando Jung con una paciente un sueño de ésta última, y que se relacionaba con el regalo de un escarabajo de oro, algo golpeó en la ventana de su gabinete. Jung fue a ver qué era y al abrir la ventana penetró en el cuarto un escarabajo, un scarabeide cetonia aurata, lo más próximo a un escarabajo de oro que puede encontrarse en nuestras latitudes, especie emparentada con el mítico escarabajo de oro egipcio motivo de los sueños de su paciente y objeto de las actuales reflexiones del psicólogo.
En Enero 1996 el que esto escribe (o sea, yo) se hallaba en el Barbican Center de Londres. Buscaba en una tienda de souvenirs un regalo para una amiga. Tropecé con un calendario con soporte para mesa que, sobre los días de cada mes, exhibía reproducciones de obras del pintor austriaco Gustav Klimt. Me gustó. Miré algo más, pero al final me decidí por el calendario. Con mi calendario de Klimt en el bolsillo, y mi mujer y mi suegra a los flancos, me dirigí al centro de la gran urbe. Cerca de los famosos almacenes Harrods buscamos un sitio para comer y elegimos un restaurante pequeño a cuyo comedor se accedía subiendo dos tramos de escaleras. El pequeño refectorio en el que nos acomodaron tenía decoradas las paredes con litografías de Gustav Klimt.
Cierta noche Jung soñó que la cama de su mujer era una fosa profunda con muros tapiados. Era una tumba y recordaba algo antiguo. Entonces oyó un hondo suspiro, como cuando alguien expira. Una figura que se parecía a su mujer se incorporó de la tumba y surcó los aires. Llevaba una túnica blanca en la que había bordados extraños signos negros. Se despertó, despertó a su mujer y miró la hora. Eran las tres de la madrugada. A las siete de la mañana les llegó la noticia de que una prima de su mujer había muerto a las tres de la madrugada.
Cuando Norman Mailer comenzó su novela Barbary Shore no había en ella ningún espía ruso. Al progresar la novela un espía ruso aparece, desempeñando un papel secundario. A medida que avanzaba la obra, el espía fue ganando cuerpo hasta convertirse en el protagonista principal. Acabada la novela, el Servicio de Inmigración de los EE.UU. arrestó a un hombre que vivía en el piso de abajo de Norman Mailer. Se trataba del coronel Rudolf Abel, el espía ruso más importante de aquel tiempo en Norteamérica.
Cuando el poeta Hart Crane residía en Brooklyn Heights, sintió irresistibles deseos de escribir un poema sobre el puente de Brooklyn, que podía ver desde su ventana. Es el poema por el que es recordado principalmente. Sólo un año más tarde descubrió Crane que la dirección donde residía al componerlo, fue donde vivió Washington Roebling, ingeniero jefe en la construcción del puente.
En 1958, el novelista William Burroughs, que residía en Tánger, mantuvo cierto día una conversación con un tal capitán Clark, quien le mencionó que había estado navegando por el estrecho 23 años sin ningún percance. Ese día el capitán Clark sufrió su primer accidente grave. Esa misma tarde, mientras comentaba el suceso, Burroughs escuchó un boletín de la radio donde se informaba de un accidente aéreo ocurrido en Florida. El número de vuelo resultó ser el 23 y el piloto un tal capitán Clark.
Después de que Arthur Koestler publicase sus Roots of Coincidence, el profesor Hans Zeisel, de la Universidad de Chicago, escribió a Koestler relatándole cómo le perseguía dondequiera que fuese una cadena de números 23. En Viena, de donde era originario, vivió en la calle Rossaurerlaend 23. Tuvo su bufete de abogados en la Gonzagagasse 23 y su madre vivía en la Alserstrasse 23. En cierta ocasión la madre de Zeisel llevó a Montecarlo la novela titulada Die Liebe der Jeanne Ney, en la que un personaje gana una fortuna apostando en la ruleta al número 23. La madre de Zeisel decidió repetir la suerte del personaje de la novela y en el casino apostó al número 23. El número 23 salió al segundo intento.
Siempre constituye para mí nuevo motivo de asombro el que sean tantas las personas que han tenido experiencias de ésta índole (sincronicidades) y del cuidado con que se oculta cuanto hay en ellas de inexplicable. (C. G. Jung)
Carl G. Jung tuvo una vez un sueño sobre Liverpool, sueño al que concedió tanta importancia que lo analizó profusamente. Una de las conclusiones que sacó fue que Liverpool, a través de un juego de palabras, representaba en su sueño un "pool of life", lo que vendría a significar un renacimiento. Años más tarde, Peter O'Halligan, del Centro Mundial de Coincidencias, en Berkeley, California, analizó el sueño cuidadosamente y concluyó que todos los detalles indicaban que el lugar que describe Jung no podía ser otro que una intersección de ciertas calles de Liverpool. En ese lugar hubo un café donde los Beatles actuaron por primera vez. En ese mismo punto, más tarde, se ubicó el Teatro de la Ciencia Ficción, donde se representó "Illuminatus", obra de Robert Anton Wilson en la que la acción transcurría principalmente en un submarino amarillo, homenaje a los Beatles. Carl G. Jung era un personaje de la obra. ¿Renacimiento?
Un tal M. Deschamps relata que, de niño en Orleans (Francia), un huésped de la familia llamado M. de Fortgibu le ofreció un trozo de pudding de ciruelas. Años más tarde, M. Deschamps ya mozo, pidió pudding de ciruelas en un restaurante de París. El camarero le dijo que la última ración acababa de servírsela a un señor, señor al que señaló discretamente y que no era otro que M. de Fortgibu. Muchos años después, en una cena donde a M. Deschamps se le ofreció pudding de ciruelas, aprovechó éste la oportunidad para narrar sus experiencias con relación a dicho manjar y el Sr. de Fortgibu. Acabado el relato, y mientras deglutía su pudding de ciruelas, Deschamps manifestó que lo único que faltaba era la presencia del señor de Fortgibu. En ese momento la puerta se abrió y apareció M. de Fortgibu, ahora un anciano desorientado, quien se excusó alegando que se había equivocado de puerta.
13.2.96. Hoy he leído en el libro The True Confessions of Aleister Crowley una referencia a un tal "Mortadello" y me ha hecho gracia, pues lo relacioné con el héroe de tebeo ideado por Ibáñez, personaje favorito de mi hijo. Al poco rato, en la radio, oigo que se ha detenido en Francia al etarra Mortadelo.
El ingeniero J.W. Dunne, en 1902, tuvo una pesadilla acerca de una erupción volcánica. La pesadilla consistió en las habituales situaciones de correr, apresurarse, perderse, etc., en su esfuerzo por llegar a tiempo de avisar a la gente amenazada. En la lógica del sueño el aciago suceso no había ocurrido, pero Dunne sabía sin lugar a dudas que ocurriría. El lugar amenazado en su sueño era una isla en la que se hablaba francés y Dunne sabía que morirían 4.000 personas. Dos días después de la pesadilla un volcán en la Martinica francesa entró en erupción, una ciudad fue sepultada y 40.000 personas murieron.
En 1909, discutiendo sobre parapsicología, Freud y Jung perdieron los estribos. Entonces oyeron el ruido de una explosión procedente de la biblioteca de Freud. Ambos enmudecieron de sorpresa. Jung habló primero: - "Ahí lo tiene. Eso es un ejemplo de los llamados fenómenos catalíticos". - "¡Oh, vamos -exclamó Freud-, eso es caca de la vaca!" - "No lo es -replicó Jung-. Se equivoca, Herr Profesor. ¡Y para demostrar mi punto de vista, vaticino que en breve se producirá otra detonación!" Ambos psicoanalistas guardaron silencio y entonces se oyó una segunda explosión. Freud se quedó tan impresionado que no pudo seguir argumentando.
Pero lo extraño de esta historia es que posee dos secuelas. En 1972, el Dr. Robert Harvie, psicólogo de la Universidad de Londres, leía en voz alta a un amigo el relato de este episodio cuando una lámpara de la sala de Harvie cayó al suelo estrepitosamente. Y en 1973, una tal Margaret Green informó que mientras leía el mismo pasaje acerca de Jung y Freud en un tren, la ventana estalló repentinamente con un estruendo semejante al de una bomba.
Noche del 17.04.97. Al acostarme, tomo uno de los varios libros que descasan sobre la mesilla de noche. Se trata de El dardo en la palabra, de Fernando Lázaro Carreter. Leo en la página 114 una anécdota referida por Ortega y Gasset sobre Pío Baroja en la que el novelista vasco manifestó que no hay peor cosa que ponerse a pensar en cómo se deben decir las cosas, porque acababa uno de perder la cabeza. Él había escrito: "Aviraneta bajó de zapatillas", pero al preguntarse si estaba bien o mal dicho, ya no sabía si debía decirse "Aviraneta bajó de zapatillas, bajó con zapatillas o bajó a zapatillas". Leído el "dardo", dejé el libro de Lázaro Carreter y tomé otro, esta vez Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Pradas y a los pocos párrafos llego a este pasaje: "En esto estaba en los talleres Pío Baroja, en alpargatas, de alpargatas, con alpargatas, muy envuelto..." (los subrayados son míos, y sólo míos). ¿No resulta en extremo curioso que lo que acababa de leer como anécdota en un libro lo parodie a continuación otro libro dentro de su narración, libros sólo unidos entre sí (imagino) por descansar en mi mesilla?
Cuanto más frecuentemente utilizamos la palabra "coincidencia" para explicar acontecimientos extraños significa que no buscamos, sino que evitamos encontrar la explicación real. (R.A. Wilson)
Primero de abril de 1949. Jung llevaba unos días ocupado en una investigación sobre el símbolo del pez en la historia. Por la mañana había escrito: "Est homo totus medius piscis ab imo". Ese mismo día en el almuerzo sirven pescado. Durante la comida alguien recuerda accidentalmente la costumbre del "pez de abril". Por la tarde una paciente a quien había tratado meses atrás, acudió a verlo para mostrarle algunos cuadros de peces que había pintado durante ese lapso. Por la noche se le mostró un bordado que representaba monstruos marinos pisciformes. Al día siguiente, 2 de abril, a primera hora de la mañana, otra ex paciente, a quien no había visto en muchos años, acudió a Jung para relatarle un sueño en el cual, estando a orillas de un lago, vio a un pez grande que se acercaba nadando en su dirección para detenerse a sus pies. Jung afirma que sólo una persona de las mencionadas sabía en lo que estaba trabajando.
Schopenhauer denominó a la sincronicidad: "Conexión transversal significativa".
En varios casos recopilados por el escritor Wilhelm von Scholz, se cuenta que cierta vez una madre había fotografiado a su hijito de cuatro años en la Selva negra. Mandó a revelar la película a Estrasburgo. A causa del estallido de la guerra (1914) no pudo retirar la película y la dio por perdida. En 1916 compró en Frankfurt otra película con el fin de fotografiar a su hijita que entre tanto había nacido. Al revelar la película se comprobó una doble exposición en la misma. ¡La segunda fotografía era la que había hecho a su hijito en 1914! La vieja película, no revelada, se había mezclado de alguna manera con material virgen, saliendo de esa manera nuevamente a la venta.
Jung cuenta que tenía un paciente cincuentón, cuya mujer, en una ocasión, le había relatado que a la muerte de su madre y de su abuela habíanse reunido delante de las ventanas de la habitación donde reposaba el féretro gran número de pájaros. Ocurrió que el paciente de Jung, marido de la mencionada señora, ya curado de su neurosis, experimentó ciertos síntomas que Jung atribuyó a afecciones cardíacas. El psicólogo lo remitió al especialista. La mujer, luego de salir su marido hacia el médico, se angustió, pues una bandada de pájaros había descendido sobre el tejado de la casa. Su marido, cuando volvía del médico -que no pudo encontrar nada en una primera auscultación- se desplomó repentinamente en la calle y fue trasladado a su casa moribundo.
Cierta vez regresaba Jung a casa en tren desde la ciudad de Bolingen. Llevaba un libro en las manos, pero no podía leer, porque desde el momento que el tren se puso en marcha se le presentó la imagen de una persona ahogándose. Era el recuerdo de una desgracia ocurrida durante el servicio militar. En todo el viaje no pudo liberarse de la imagen. Eso le inquietó y pensó si no habría sucedido alguna desgracia. Arribado a la estación de destino, Jung se apeó y se dirigió a casa, todavía preocupado por ese recuerdo. En el jardín correteaban los hijos de su hermana, que entonces vivía con él. Jung preguntó si había ocurrido algo y le dijeron que Adrian, el hijo menor de su hermana se había caído al agua en el embarcadero y, como no sabía nadar, por poco se ahoga. Le había salvado su hermano mayor. Ese suceso tuvo lugar en el momento en que Jung fue invadido en el tren por los recuerdos del ahogado.
¿Es casual que Rafael, el gran pintor de escenas sagradas, naciera un 6 de abril y muriera un 6 de abril y que en las dos ocasiones fuera Viernes Santo?
Richard Horne, más conocido como Harry Horse, celebrado bromista y plagiario, escribió una obra titulada Diario de un plagiario (Diary of a Plagiarist). El libro, envejecido con técnicas rigurosas, iba firmado por un tal Drahcir Enroh, que era su verdadero nombre (Richard Horne) pero deletreado al revés. El libro, presuntamente escrito en 1846, sostenía que la Atlántida desapareció bajo el diluvio, y trataba de informar sobre dónde había ido a parar todo ese cúmulo de conocimientos que se perdió con el hundimiento del misterioso continente. Harry Horse vendió el libro a un anticuario de Edimburgo, quien lo llevó a Christie's, los conocidos subastadores, para peritar. Christie's a su vez lo remitió a un experto, quien les dijo que sí, que el libro era valioso porque estaba escrito por Richard Horne. Habían desvelado fácilmente la distorsión del nombre, pero para sorpresa de Harry Horse, resultó que en realidad existió un Richard Horne nacido en el siglo XIX y que en el mismo año de 1846 escribió un libro titulado Orión, que "casualmente" trataba del hundimiento de la Atlántida tras el diluvio universal, existencia de la que Richard Horne, el plagiario e inventor de los diarios, no tenía la menor idea. Harry Horse se interesó entonces por tan enigmático personaje y descubrió que fue un poeta de poco éxito que escribió unos 45 libros. Consiguió algunos y, en uno de ellos, encontró la frase: "¿Qué seríamos, si nuestra alma hubiera vivido anteriormente?". No sólo Richard Horne (Harry Horse) encontró a un inesperado homónimo al tratar de colar un plagio, sino que aún se dio otra "casualidad": Diario de un plagiario fue escrito en 1983. El último libro que el primer Richard Horne escribió en vida, fue en 1883, por título: Sithron the Star-Stricken, y pretende ser un manuscrito del siglo XII descubierto bajo las ruinas del templo de Salomón. ¿Demasiadas "coincidencias"?
En los primeros días de Enero de 1978, Rudy Rucker llamó por teléfono al famoso matemático Kurt Gödel porque deseaba visitarle de nuevo. Gödel se excusó aduciendo que se encontraba muy enfermo. A mediados del mismo mes, Rucker soñó una noche que se encontraba junto a la cama de Gödel. Sobre la colcha, frente al enfermo, se hallaba un tablero de ajedrez con las piezas en mitad de una partida. En esto, Gödel sacó una mano y arrojó el tablero de la cama. Las fichas se desparramaron por el suelo. El tablero comenzó a alargarse en un plano matemático de proporciones infinitas. Hubo un breve juego de símbolos en el aire y luego... el vacío. Una luz blanca sin matices lo inundó todo. Al día siguiente Rudy Rucker recibió la noticia de que el famoso matemático había muerto.
En el salmo 46, la palabra 46 es "shake". La 46º palabra desde el final del salmo contando hacia atrás es "Spear". En conjunto: Shakespeare. Cuando esta versión de la Biblia conocida como la del Rey Jacobo fue completada era el año 1610 (=35 x 46), ¡Shakespeare tenía 46 años!
Pocos meses antes del desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) un profesor de física llamado Leonard Sidney Dawe, que elaboraba el crucigrama del Daily Telegraph, despertó las sospechas de Scotland Yard. El servicio de seguridad británico llegó a creer que Dawe pasaba información a los alemanes en sus crucigramas. Aunque finalmente el crucigramista logró probar su inocencia, las innumerables coincidencias que fundamentaron la investigación policial resultan realmente chocantes: El 2 de mayo su parrilla contenía la palabra "Utah", el nombre en clave de una de las playas donde se efectuó el desembarco. El 22 de mayo aparecía "Omaha", nombre en cifra de otra de las playas escogidas. El 30 de mayo la palabra que inquietó a los investigadores era "Mulberry", denominación de dos puertos artificiales que debían situarse cerca de las playas para cubrir el desembarco. El 1 de junio aparecía la palabra "Neptune", nombre en clave del conjunto de las operaciones navales aliadas. Finalmente el 2 de junio, a sólo cuatro días del desembarco de Normandía, el crucigrama del Daily Telegraph contenía la palabra "overlord", precisamente el nombre en clave del plan global de la invasión aliada.
¿Sabían ustedes que 3 de los primeros cinco presidentes de los EE.UU. murieron el mismo día del año? ¿Y que casualmente ese día fue el 4 de Julio, el día más señalado en esa nación?
Cuenta Luis Buñuel en sus memorias que cierta vez, en Nueva York, fue a la Biblioteca que se encuentra en la calle 42 porque quería buscar un libro que hablaba de Simón el estilita, pues preparaba su película "Simón del desierto". Entró en la biblioteca a las cinco de la tarde. Quiso buscar la ficha del libro del padre Festugiéres, que le habían dicho era el más completo sobre ese tema. La ficha no estaba en los ficheros. Volvió la cabeza: un hombre se hallaba a su lado. Tenía esa ficha en la mano.
Cierta vez dibujó Jung un mandala en cuyo centro había un castillo dorado. Cuando estuvo terminado el dibujo se preguntó por qué le había salido tan chinesco. A pesar de que fuera del mandala no había nada chino, el castillo dorado del interior provocaba en él una intensa sensación de ser chino y se preguntó de dónde provendría tal impresión. Poco después recibió una carta de Richard Wilhelm. Le enviaba el manuscrito de un tratado taoísta-alquímico chino titulado El secreto de la flor de oro y le rogaba que lo comentara. Cuando dibujó el mandala con su castillo en el interior la carta ya estaba en camino.
Sincronicidad: Una relatividad del tiempo y del espacio psíquicamente condicionada. (C. G. Jung)
Richard Dawkins, el prestigioso teórico de la evolución, cuenta en su libro Unweaving the Rainbow una sincronicidad que le ocurrió a su mujer cuando esperaba en la consulta del dentista. Digamos primero que Dawkins no cree en las sincronicidades, pero yo tomo el ejemplo porque me gusta. Pues bien, el 18 de septiembre de 1916, estando la señora Dawkins en la consulta del doctor J. v. H., leía la revista Die Kunst cuando le impresionaron las reproducciones de varios cuadros de un pintor llamado Schwalbach, y tomó nota mental de acordarse del nombre porque deseaba ver los originales. En ese momento se abrió la puerta de la sala de espera y la recepcionista pregunto: "¿Está aquí la señora Schwalbach? La requieren al teléfono". Schwalbach, digamos de paso, no es un apellido demasiado corriente en Alemania.
En la novela de Vladimir Nabokov Laughter in the Dark, se menciona una película en la que a la protagonista le dan un pequeño papel. La primera actriz de la película en la novela de Nabokov se llamaba Dorinna Karenina. Años más tarde, cuando se llevó al cine la película basada en esta novela de Nabokov (dirigida por Tony Richardson), resultó que la actriz que protagonizaba a Margot, la protagonista, se llamó Anna Karina.
V. Nabokov: "Padezco de los desconcertantes escrúpulos de la superstición: un número, un sueño, una coincidencia pueden afectarme obsesivamente".
En el libro Why do Buses Come in Threes, escrito por dos matemáticos británicos, se recoge la siguiente anécdota de un conocido de ambos. Esta persona fue cierta vez a visitar a unos nuevos vecinos. La hija de estos, Sarah, estaba dibujando con pinturillas. El visitante se puso a jugar con ella y le dibujó una luna y para entretenerla le dijo que por la forma de la luna se podía decir de qué fecha era. Para hacer la historia más plausible, miró el hombre su dibujo y, tras pensar una fecha al azar, le dijo a la niña que esa luna tenía fecha del 17 de agosto. La madre de la niña, que estaba escuchando, emitió un sonido de sorpresa. "Sabía que iba usted a decir esa fecha", manifestó sorprendida. El cumpleaños de Sarah es el 17 de agosto, y también el mío, y el de mi marido".
Cierta vez tuvo Jung un paciente que contrajo matrimonio. La carga de una esposa fue excesiva para él y un año después de la boda cayó en una profunda depresión. Jung había convenido con él que le llamase si ello sucedía. Pero en consideración a su mujer, el hombre se abstuvo de hacerlo. Por aquel tiempo Jung dio una conferencia en la ciudad de B. Llegó al hotel hacia la medianoche y se metió en la cama. Sin razón aparente, tardó en conciliar el sueño. Hacia las dos de la madrugada, Jung se despertó con signos de angustia y con el convencimiento de que había alguien en la habitación. Encendió la luz, pero allí no había nadie. Se asomó al pasillo por si alguien se hubiera equivocado de puerta, pero el pasillo también se hallaba vacío y en él reinaba el silencio más absoluto. Intentó Jung recordar lo ocurrido y fue entonces consciente de que se había despertado por un dolor sordo, como si algo le hubiera dado contra la frente y le hubiera golpeado la parte posterior del cráneo. Al día siguiente recibió un telegrama en el que se le comunicaba que el paciente arriba mencionado se había suicidado. Más tarde supo que se había disparado un tiro y que la bala se introdujo en la parte posterior del cráneo.
Según fuentes del Readers Digest, un hombre llamado George D. Bryson se hospedó en un hotel en Louisville, Kentucky. El empleado le asignó la habitación 307. Poco después de tomar posesión de la habitación, el cliente recibió una carta dirigida al Sr. George D. Bryson, de la habitación 307. Extrañado, pues no había dicho a nadie que estaba en Louisville y menos dado su número de habitación, que acababa de serle asignada, abrió el sobre. La carta no era para él, era para una persona de Montreal que se llamaba igual que él y que no hacía mucho se había hospedado en esa misma habitación.
En 1930 un piloto tuerto llamado Hinchliffe intentó el primer vuelo transatlántico de Este a Oeste. Esperaba volar solo, pero inesperadamente a último momento su patrocinador insistió en que lo acompañara una mujer como copiloto. A varios centenares de millas de la ruta prevista del avión, navegaban en un buque dos viejos amigos de Hinchliffe, el coronel de las Fuerzas Aéreas Henderson y el jefe de escuadrilla Rivers Oldmeadow; ambos dormían. Ignoraban que Hinchliffe estuviera llevando a cabo aquel intento en ese momento y menos que lo acompañara otra persona. En medio de la noche, Henderson, en pijama, irrumpió en la cabina de Oldmeadow y le dijo: "¡Dios mío, Rivers, acaba de ocurrir algo espantoso! Hinch estuvo en mi cabina, con el parche en el ojo y todo, fue terrible, no dejaba de repetir una y otra vez "Henry, ¿qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? He traído a la mujer conmigo y estoy perdido". Luego desapareció de mi vista. Sencillamente desapareció". Esa noche el avión de Hinchliffe cayó y él y la mujer que lo acompañaba murieron
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1 comentario:
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