AGUJEROS DE GUSANO
Acercarse a una fracción de la velocidad de la luz requiere ingentes cantidades de energía, e incluso así un viaje a la estrella más cercana se transformaría en una jornada de miles de años.Este hecho de la vida significa malas noticias para los cineastas que están presionados a contar sus historias en un tiempo limitado. El público desea identificarse con los protagonistas durante la historia, y no ver al tataranieto de Harrison Ford llegando a Alpha Centauro luego de un viaje multigeneracional en una nave-arca. Los guionistas necesitan un método rápido para ir de un lado al otro del universo.
Una posible solución, si no es posible moverse en el espacio a velocidades mayores que la de la luz, es la de cambiar la misma estructura del espacio tiempo.
Para entender este concepto usemos la popular imagen de una civilización de hormigas viviendo en la superficie de una esfera. Supongamos que estamos en un punto de la esfera y queremos viajar al exactamente el opuesto. En el mundo en el que viven las hormigas sería necesario recorrer la superficie de la esfera. Pero existiría otro método estableciendo una especie de puente interno que conectara las dos posiciones, acortando de esa manera el camino y el tiempo para recorrerlo. Los llamados agujeros de gusano se comportan como esos puentes. Son soluciones de la geometría del espacio-tiempo, utilizando la teoría de la relatividad general que permiten ligar dos regiones muy separadas en el espacio.
Los agujeros de gusano fueron presentados al público no versado en los intrincados problemas de la física teórica relativista cuando Carl Sagan publicó su novela Contacto. Sagan estaba decidido a mostrar un método plausible para moverse a velocidades mayores que la de la luz y consultó con astrofísicos teóricos sobre el problema. Los modelos sobre los agujeros de gusano existían desde hace tiempo, pero el consenso general era que estos objetos serían extremadamente inestables, y una vez creados tenderían a colapsarse antes de poder enviar cualquier mensaje o viajero a través de ellos. Los físicos Michael Morris, Kip Thorne y Ulvi Yurtsever al describieron como crear un agujero de gusano estable (evitando su colapso) y al mismo tiempo que puede ser usado como máquina del tiempo.
Una civilización avanzada sería capaz de manipular el espacio-tiempo a dimensiones donde existe la llamada "espuma cuántica", las distancias más pequeñas que podemos concebir en la física. En esas escalas los agujeros de gusano se crean espontáneamente por un instante para luego desaparecer. Es posible, al menos en teoría, expandir un agujero de gusano a dimensiones microscópicas entregando energía y mantenerlo estable, a través de la llamada "materia exótica", una sustancia tiene masa negativa, pero que nunca ha sido observada en el universo conocido, pero que teóricamente puede ser creada "de la nada" cuando el espacio y el tiempo se curvan de la manera adecuada. Las dos puertas del agujero se podrían separar a velocidades menores que la de la luz, alejándolas arbitrariamente, y permitiendo mientras tanto la comunicación instantánea entre los dos puntos.
En el cine han aparecido recientemente los agujeros de gusano como medio de transporte. Los agujeros de gusano son el método elegido para transportarse entre los 125 diferentes universos en El Único (The One, 2001). Aunque no mencionados por su nombre, en la película Stargate (Stargate, 1994) se descubre en una excavación en Egipto lo que parece ser una gigantesca rueda de metal. De una manera misteriosa, cuando se alinea cierta secuencia de símbolos correctamente, se abre el portal para un viaje a un planeta desértico (al "otro extremo de la galaxia"), donde un grupo de descendientes de humanos se mantienen como esclavos de un extraterrestre, que resulta ser el dios egipcio Ra. El dispositivo tiene las características (dicho esto de manera muy liberal) para ser un agujero de gusano.
En una aproximación mucho más seria tenemos la versión cinematográfica de Contacto (Contact, 1997). En ella los habitantes de un planeta que orbita la estrella Vega envían a la Tierra la información para construir una "máquina" que permite viajar creando un agujero de gusano en su interior.
En ambos casos se estable una especie de comunicación entre dos puntos alejados en el espacio que permite el viaje instantáneo.
Aunque matemáticamente es posible plantearse la existencia de este tipo de estructuras en el universo, lo cierto es que no sabemos si realmente las podríamos fabricar, o si es posible crear las condiciones para que existan. Pero lo más grave es las implicaciones que implicarían si fuera
Acercarse a una fracción de la velocidad de la luz requiere ingentes cantidades de energía, e incluso así un viaje a la estrella más cercana se transformaría en una jornada de miles de años.Este hecho de la vida significa malas noticias para los cineastas que están presionados a contar sus historias en un tiempo limitado. El público desea identificarse con los protagonistas durante la historia, y no ver al tataranieto de Harrison Ford llegando a Alpha Centauro luego de un viaje multigeneracional en una nave-arca. Los guionistas necesitan un método rápido para ir de un lado al otro del universo.
Una posible solución, si no es posible moverse en el espacio a velocidades mayores que la de la luz, es la de cambiar la misma estructura del espacio tiempo.
Para entender este concepto usemos la popular imagen de una civilización de hormigas viviendo en la superficie de una esfera. Supongamos que estamos en un punto de la esfera y queremos viajar al exactamente el opuesto. En el mundo en el que viven las hormigas sería necesario recorrer la superficie de la esfera. Pero existiría otro método estableciendo una especie de puente interno que conectara las dos posiciones, acortando de esa manera el camino y el tiempo para recorrerlo. Los llamados agujeros de gusano se comportan como esos puentes. Son soluciones de la geometría del espacio-tiempo, utilizando la teoría de la relatividad general que permiten ligar dos regiones muy separadas en el espacio.
Los agujeros de gusano fueron presentados al público no versado en los intrincados problemas de la física teórica relativista cuando Carl Sagan publicó su novela Contacto. Sagan estaba decidido a mostrar un método plausible para moverse a velocidades mayores que la de la luz y consultó con astrofísicos teóricos sobre el problema. Los modelos sobre los agujeros de gusano existían desde hace tiempo, pero el consenso general era que estos objetos serían extremadamente inestables, y una vez creados tenderían a colapsarse antes de poder enviar cualquier mensaje o viajero a través de ellos. Los físicos Michael Morris, Kip Thorne y Ulvi Yurtsever al describieron como crear un agujero de gusano estable (evitando su colapso) y al mismo tiempo que puede ser usado como máquina del tiempo.
Una civilización avanzada sería capaz de manipular el espacio-tiempo a dimensiones donde existe la llamada "espuma cuántica", las distancias más pequeñas que podemos concebir en la física. En esas escalas los agujeros de gusano se crean espontáneamente por un instante para luego desaparecer. Es posible, al menos en teoría, expandir un agujero de gusano a dimensiones microscópicas entregando energía y mantenerlo estable, a través de la llamada "materia exótica", una sustancia tiene masa negativa, pero que nunca ha sido observada en el universo conocido, pero que teóricamente puede ser creada "de la nada" cuando el espacio y el tiempo se curvan de la manera adecuada. Las dos puertas del agujero se podrían separar a velocidades menores que la de la luz, alejándolas arbitrariamente, y permitiendo mientras tanto la comunicación instantánea entre los dos puntos.
En el cine han aparecido recientemente los agujeros de gusano como medio de transporte. Los agujeros de gusano son el método elegido para transportarse entre los 125 diferentes universos en El Único (The One, 2001). Aunque no mencionados por su nombre, en la película Stargate (Stargate, 1994) se descubre en una excavación en Egipto lo que parece ser una gigantesca rueda de metal. De una manera misteriosa, cuando se alinea cierta secuencia de símbolos correctamente, se abre el portal para un viaje a un planeta desértico (al "otro extremo de la galaxia"), donde un grupo de descendientes de humanos se mantienen como esclavos de un extraterrestre, que resulta ser el dios egipcio Ra. El dispositivo tiene las características (dicho esto de manera muy liberal) para ser un agujero de gusano.
En una aproximación mucho más seria tenemos la versión cinematográfica de Contacto (Contact, 1997). En ella los habitantes de un planeta que orbita la estrella Vega envían a la Tierra la información para construir una "máquina" que permite viajar creando un agujero de gusano en su interior.
En ambos casos se estable una especie de comunicación entre dos puntos alejados en el espacio que permite el viaje instantáneo.
Aunque matemáticamente es posible plantearse la existencia de este tipo de estructuras en el universo, lo cierto es que no sabemos si realmente las podríamos fabricar, o si es posible crear las condiciones para que existan. Pero lo más grave es las implicaciones que implicarían si fuera
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