"Con ellos comparto y con ellos recuerdo"

sábado, 27 de febrero de 2010

¿DIOS? yo lo conozco, soy seguidor suyo en facebook


Hay mucha gente que no cree en un Dios en el que yo tampoco creo.

Yo no creo en ese Dios mezquino, zicatero, vengativo y terrible que nos presenta el Pentateuco.

Olvidate del Dios que nos han presentado en las religiones.Asomate una noche a mirar las estrellas, no sé, me parece que hay que estar muy ciego para no ver que dentro de este desorden aparente ahi un orden fantastico en la creación.

Si te asomas del macrocosmos a microcosmos, si puedes observar a través de un microscopio como es la urdimbre de la materia, la vida atómica, como todo hasta un pedrusco hierve de vida, con una vida organizada fantastica.

Si puedes asomarte una noche y tienes la oportunidad de mirar a través de un telescopio ver esas galaxias que tienen miles, y miles, y miles de millones de kilometros. ¿Quien rayos les ha dado cuerda? ¿Quien organiza, todo es fruto de la casualidad?

Lo que ocurre es que haces bien en no pensar en un Dios persona. Dios no es ningun tipo.Dios es algo inabarcable por la mente humana, es una fuerza, una energia, un amor.La cosificación de Dios, la teología ha hecho de Dios una cosa mas.Dios es tan inabarcable por la mente, como es el amor que tu puedes tener a tu mujer, a tus hijos, por una cucaracha que se encuentra en la rendija de tu casa.¿Que sabe esa cucaracha? si no sabe quien eres tu, y ¿que sabe de lo que tu amas a los tuyos?. ¡Nada!. ¡No tiene ni idea!.
                                                 Salvador Freixido

Descripción: El objetivo de este mensaje es la comprensión de las más internas motivaciones humanas que llevan a despertar los corazones dormidos hacia un estado más consciente de felicidad.
Nueva conciencia. Camino a la felicidad.
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martes, 23 de febrero de 2010

REFLEXIONES EN VOZ ALTA


No sé si reencarnaré de nuevo o apareceré en esta u otra forma.
No sé si cuando muera apareceré en este u otro planeta.
No sé si tendré una idea clara de lo que fuí aquí, o quedará archivado en las profundidades de mi "yo". Pero tengo la absoluta certeza de que al morir, transcendiendo el tiempo, el espacio y la materia, seguiré y mejor que seguiré "Seré". Seré como es la vida inmortal.
No sé casi nada del futuro, pero me acostaré a morir con la absoluta certeza de que estoy a punto de nacer. Nacer a algo mas basto y grandioso.
No sé que será de mí, pero sé que el que me ha hecho sin pedirme permiso, ha hecho una torre de vida maravillosa y en el más allá seguirá moviendo "hilos"
(Salvador Freixido)
"Todos somos ignorantes, pero no todos
ignoramos las mismas cosas".
(Albert Einstein)


Ciencia. El universo diminuto.
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jueves, 18 de febrero de 2010

EL LENTO PROCESO DE LA MUERTE



ASI ES LA MUERTE...
La única certeza que tiene el ser humano es que mas tarde o mas temprano tiene que pasar por este proceso. Tiempo tenemos de preguntarnos que ocurre después.
El cadáver se torna pálido, indicando esto que la sangre que fluía por sus capilares subepidérmicos se ha replegado a otros vasos mayores, el frio de la muerte, que tanto impresiona, se enseñorea ahora del cuerpo. El descenso térmico alcanza incluso cotas inferiores a la temperatura ambiental, provocando la impresión de gelificación. Este proceso térmico comienza en el rostro a los cuarenta minutos del fallecimiento y concluye en el epigastrio (parte superior del vientre) y las axilas. Se explica esa sensación táctil de frialdad semejante al hielo porque a través de la piel se produce una rápida evaporación de vapor de agua y es sabido que toda exudación gaseosa provoca importantes descensos de temperatura.

El cadáver se deshidrata aceleradamente. La perdida de agua es responsable de que los globos oculares experimenten una fuerte contracción. El ojo deja de presentar su turgencia habitual, la cornea se vuelve opalescente y la piel de todo el cuerpo comienza a plegarse y apergaminarse. Mientras tanto, la sangre se coagula al sedimentarse los glóbulos rojos, la hemoglobina que estos contenían y que daban a estas su color rojo, se derrama tiñendo al suero sanguíneo, antes transparente, llegando a impregnar las paredes arteriales cromándolas con un tinte carmín indefinido. La sangre, acumulándose en las zonas inferiores del cuerpo, brinda a estas un tono violáceo que contrasta con la sobrecogedora palidez de otras áreas. Por otra parte, el suero sanguíneo se abre paso a través de los capilares y, atravesando la piel, se filtra hasta el exterior dando lugar a las “transudaciones post mortem”. También la orina, el líquido cefalorraquídeo y los fluidos intracelulares se derraman a través de los diversos tejidos, provocándose bolsas o ampollas cuya descomposición provocaran luego el pútrido olor de los cadáveres.

APARECE LA RIGIDEZ

Simultáneamente a esa palidez, exudación y frialdad, los músculos del cadáver se tornan rígidos y endurecidos. Si al principio aquel cuerpo recién fallecido parecía flácido, ahora su tejido muscular adquiere la textura de una tabla. Parece ser que esta rigidez de las fibras musculares es debida a un proceso lento de acidificación combinada con la deshidratación. Las moléculas proteicas de la musculatura adquieren ahora una elasticidad que las asemeja al acero. La rigidez cadavérica se inicia unas cuatro horas después, comenzando en la mandíbula inferior y en la nuca, y concluyendo con la extensión de las piernas, se prolonga hasta dos o tres días tras el instante del óbito (muerte). Entre tanto ocurren fenómenos sorprendentes. Durante mucho tiempo se popularizó la idea supersticiosa de que las personas ahorcadas experimentaban en los últimos instantes de su vida un intenso placer sexual. Como prueba del orgasmo se solía señalar la observación de erecciones y eyaculaciones “post mortem”. Hoy se sabe que este fenómeno esta vinculado al proceso bioquímico de rigidización. No existe tal placer: los fenómenos que se producen son, simplemente, reacciones espontáneas a nivel físico, involuntarias e inconscientes.

Es frecuente observar durante el periodo de rigidez muscular, contracturas de los maxilares, parpados que se abren y cierran bruscamente, flexiones en los dedos de las manos y pies y, sobre todo, la clásica “carne de gallina” (horripilación) provocada por microcontracciones a nivel epidérmico de los músculos erectores del vello. Aun mas horripilante resulta ver como un cadáver en posición tendida “decúbito supino” espontáneamente se incorporan en la camilla mortuoria con el tronco en posición vertical o en algunos casos extienden bruscamente su brazo ante el espanto de todos los presentes. Con la rigidez del difunto debemos dar por perdida toda esperanza de que aquel cuerpo pueda reanimarse y ejercer las perdidas funciones vitales.

La despiadada acción putrefactora

Tras la muerte, inicia su macabra actividad la llamada “auto lisis tisular” (autodestrucción de los tejidos celulares). Y mas tarde iniciaran su voraz banquete los fermentos, microorganismos necrófagos que no perdonan nada ni a nadie. Sus enzimas se aplican con particular empeño a romper cuantas moléculas complejas encuentran a su paso. Proteínas y ácidos nucleicos son destruidos y descompuestos en sus aminoácidos y nucleicos integrantes. En pocas horas los órganos más delicados de nuestro cuerpo quedan reducidos a una masa viscosa y pestilente. La porción medular de las glándulas suprarrenales se ablanda convirtiéndose en una cavidad cloacal que segrega un líquido parduzco, y las paredes del estómago y los intestinos se reblandecen también por autodigestión. Los jugos gástricos que hasta ahora habían respetado los recintos que los contenían, muerden agresivamente la coraza muscular, perforándola y derramándose por las cavidades peritoneales (membrana que cubre el interior del vientre). La cavidad pleural, junto al pulmón, que contiene una sustancia sumamente ácida, al reaccionar con los líquidos gástricos que se abren paso a través del diafragma, comienzan una acción doblemente destructora sobre el aparato respiratorio. Todavía las bacterias putrefactoras esperan a intervenir, cuando los primeros agentes químicos hayan abierto brecha…..

Aparecen los gases pútridos
Las grasas de ciertas zonas se transforman en ácido acético bajo la actividad de fermentos lipolíticos; y los múltiples hidratos de carbono comienzan a degenerar, convirtiéndose en alcoholes y ácido láctico. Todos estos procesos de la materia orgánica en descomposición comienzan a exhalar los primeros gases pútridos: ácido sulfhídrico y amoniaco, pentano, etc. Es ahora cuando los microorganismos que preparaban su gran batalla final se deciden a intervenir. Proceden de todas partes. Estaban escondidos en las fosas nasales y entre los dientes, flotaban en el aire circundante, pero sobre todo, existían por billones en la flora bacteriana de nuestros intestinos.

Se lanzan a perforar las células inermes de los tejidos, que desprovistas de las defensas que los anticuerpos contenidos en la sangre les deparaban, no pueden luchar contra tan poderoso enemigo. Penetrando por los vasos sanguíneos, que ya no contienen otra cosa que suero degenerado, e invadiendo los túbulos linfáticos, se esparcen por doquier. La sangre descompuesta les sirve como caldo de cultivo.

Aparecen los bacilus…
El “clostrídium Welchii” es un microorganismo que destruye los componentes complejos de la sangre, licua los coágulos de los “post mortem” , e invadiendo otros tejidos. La “scherichia colí" y el “proteus vulgaris” le acompañan en su acción demoledora. A las cuarenta y ocho horas del fallecimiento una bacteria se impone a todas las demás, el “bacillus prutricus” que junto con el aun abundante oxigeno que hay en el cuerpo, ejerce su poderosa acción fermentativa. Pero la abundante descomposición de moléculas bioquímicas engendra, como hemos visto, abundantes gases sulfurados, anhídrido carbónico y metano. Así estas mismas especies mueren asfixiadas por sus propios productos tóxicos. Es la hora de las bacterias anaerobias (las que respiran aire normal), que habitualmente residen en las cloacas.

Entre los líquidos putrefactos amarillo-verdoso en que se han transformado los citoplasmas celulares, esos microbios encuentran un caldo nutritivo más apetitoso para concluir su función degradadora del cadáver. A veces extraños organismos provocan efectos sorprendentes. Sobre algunos cadáveres aparecen manchas de vivo color carmín. Es allí donde se encuentra el “micrococus prodigiosus”, el mismo que provoca los falsos milagros de las hostias que manan sangre, o estatuas que lloran sangre. En otras ocasiones es el “bacterium violaceum” el que genera curiosas marcas de color lila como hechas por un tampón de tinta sobre la piel apergaminada.

Se destruyen las vísceras
La destrucción de las vísceras llega a niveles que cuesta describir. Los parénquimas (tejidos celulares esponjosos) son aniquilados por el “enfisema pútrido” hasta ha llegar a licuarse. El hígado se transforma en una repulsiva sustancia verdinegruzca, y el cerebro, esa maravillosa estructura prodigiosa, acaba por reducirse a una masa amorfa verdigrisacea y viscosa. Los pulmones se atrofian, las fibras del corazón presentan multitud de burbujas llenas de gas pútrido. Cuando transcurren dos meses, lo que era el miocardio se ha trocado en un líquido espumoso en el que sobrenadan gotas de grasa corrompida. Todavía los riñones se resisten a tal destrucción, así como el páncreas o la vejiga. Es como el último bastión resistente a la acción putrefactora, pero irremediablemente inútil.

El desprendimiento de los gases
La temperatura de fermentación es elevada. La frialdad de los cadáveres deja paso a una elevación térmica que alcanza los 40º. Entonces el desprendimiento de gases es impresionante. Gases que pueden llegar a inflamarse, que se acumulan en vacuolas o bolsas que llegan a explotar, gases que producen macabras inflamaciones del vientre en algunos cadáveres.
Son estos gases los que provocan algunos espeluznantes movimientos del cadáver y llegan incluso a gestar el parto de algunas embarazadas después de su muerte. Son estos gases los que testifican la presencia de un ahogado, haciéndolo flotar. Estos gases llegan a estallar en la misma epidermis, abriendo así enormes llagas que constituyen la puerta de entrada de nuevas bacterias saprofitas, hongos y millones de pequeños insectos necrófagos que concluirán el festín de la muerte.En este momento ya ha concluido el periodo de putrefacción.

El rostro se transforma
Los cabellos se desprenden a la mínima tracción, los tegumentos (membrana que cubre el cuerpo), se ennegrecen y los glóbulos oculares se proyectan hacia el exterior otorgando un horrible aspecto al rostro del cadáver. Los parpados se distienden, inflamándose los labios, mientras por sus comisuras mana un líquido negruzco de color pútrido y por otras cavidades corporales se desprenden emanaciones espumosas y amarillentas. La fase final es denominada por los tanatólogos como “putrefacción colicuativa”. Las articulaciones se abren manando un líquido que es mezcla de centenares de subproductos orgánicos. Todas las vísceras se han licuado ya. Los globos oculares se han disuelto. La voracidad de los insectos necrófagos ha dado buena cuenta de una gran masa del cuerpo descompuesto. El cerebro hace ya varios días que se transformo en un viscoso líquido grasiento de olor alicaído, y los músculos se redujeron a hojas membranosas. La grasa sufre un proceso de saponificación (Transformación en jabón), el amoniaco procedente de las fermentaciones es el culpable de este fenómeno químico.

Llega el fin…
Sucesivas especies de hongos acompañan este último estadio del cadáver. Mientras algunas grasas se escinden en glicerinas y ácidos grasos combinándose con sales alcalinas para formar otros tipos de jabón, la flora micósica combina su acción con millones de larvas que corroen los últimos reductos blandos de los restos. Solo queda ahora un humus grasiento cuando los ligamentos y algunos tendones han desaparecido de la escena. A los pocos días resta casi incólume la esbelta arquitectura del esqueleto óseo. Se ha consumado la aniquilación.

Concluimos este lento proceso de la muerte y nos preguntamos:

¿Y a continuación que sucede?

¿Continua existiendo la conciencia?

¿Todo se funde en la nada?

¿Qué ha sido de nuestras emociones, sentimientos, pensamientos, problemas, ilusiones...?



Audio: ¿donde estan los fallecidos?
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martes, 16 de febrero de 2010

EL SER INTERIOR ES COMO UN ESPEJO (OSHO)

"Los maestros de la talla de Gurdjieff, cuando dicen que no hay que estar identificados, están diciendo: "Llora, no hay nada malo en ello, pero apártate a un lado y obsérvalo, no estés identificado". Si lo consigues, será una experiencia maravillosa. Llora, deja que el cuerpo llore, deja que las lágrimas fluyan, no las reprimas porque la represión no sirve de nada, pero retírate a un lado y observa.Se puede hacer, porque tu ser interior es el testigo, nunca es el hacedor. Siempre que pienses que es el hacedor habrá identificación. Nunca es el hacedor. Aunque recorras la tierra entera, tu ser interior nunca da un solo paso. Tú puedes soñar millones de sueños, pero tu ser interior nunca sueña. Todos los movimientos se producen en la superficie. En lo más profundo de tu ser no hay movimiento. Todos los movimientos lo son en la periferia, como el movimiento de la rueda, el eje no se mueve. En el eje todo permanece tal como es, y la rueda se mueve en torno al eje.¡Recuerda el centro! Observando tu comportamiento, tus acciones, tus identificaciones, se crea una distancia; poco a poco empieza a crearse una distancia: el observador y el hacedor se convierten en dos. Puedes verte a ti mismo riendo, puedes verte llorando, puedes verte caminando, comiendo, haciendo el amor; puedes hacer muchas cosas, puedes estar implicado en todo lo que pasa a tu alrededor, pero tú sigues siendo el que ve. No saltas y te haces uno con todo lo que ves...Cuando eras niño creías que eras un niño; ¿entonces dónde estás ahora? Porque ya no eres un niño. Ahora eres un hombre joven, o viejo, ¿quién eres tú ahora? Ahora estás identificado con tu juventud o tu vejez.El ser interior es como un espejo. Todo lo que se ponga delante de él se refleja, simplemente se convierte en un testigo".

lunes, 15 de febrero de 2010

PERDIDOS EN EL PENSAMIENTO




La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado. En ti, como en cada ser humano, hay una dimensión de conciencia mucho más profunda que el pensamiento. Es la esencia misma de tu ser. Podemos llamarla presencia, alerta, conciencia incondicionada. En las antiguas enseñanzas, es el Cristo interno, o tu naturaleza de Buda.
Hallar esa dimensión te libera, y libera al mundo del sufrimiento que te causas a ti mismo y a los demás cuando sólo conoces el «pequeño yo» fabricado por la mente, que es quien dirige tu vida. El amor, la alegría, la expansión creativa y una paz interna duradera sólo pueden entrar en tu vida a través de esa dimensión de conciencia incondicionada.
Si puedes reconocer, aunque sea de vez en cuando, que los pensamientos que pasan por tu mente son simples pensamientos, si puedes ser testigo de tus hábitos mentales y emocionales reactivos cuando se producen, entonces esa dimensión ya está emergiendo en ti como la conciencia en la que ocurren los pensamientos y emociones: el espacio interno intemporal donde se despliegan los contenidos de tu vida.

lunes, 1 de febrero de 2010

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


Goleman explica que la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por tanto, un buen manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental. Justo las cualidades que configuran un carácter con una buena adaptación social.
El psicólogo W. Mischel hizo un experimento con niños de 4 años: les daba un caramelo y les decía que tenía que irse un momento, pero que debían esperar a que él volviera antes de comérselo, si lo hacían así él les daría otro caramelo como premio. El tiempo que permanecía fuera era tan sólo de 3 minutos. Habían niños que no esperaban y se comían el caramelo. Posteriormente hizo un seguimiento de los niños y observó que los que no se habían comido el caramelo, eran más resistentes a la presión, más autónomos, más responsables, más queridos por sus compañeros y mejor adaptados en el medio escolar que los otros.
Todas las personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida son aprendidos. Desde pequeños podemos ver como para un niño no está tan bien visto llorar y expresar sus emociones como en una niña, además a los varones se les exige ser más valientes, seguros de sí mismos. También podemos observar como, según las culturas, las mujeres son menos valoradas, tanto en el ámbito personal como en el laboral, lo cual es el origen de opresiones y malos tratos. Todo esto lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento en que venimos al mundo: nos comportamos como nos han "enseñado" a comportarnos. Quererse a uno mismo, ser más generoso con los demás, aceptar los fracasos, no todo depende de lo que hemos heredado, por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día, aprender a ser más inteligentes emocionalmente, en definitiva a ser más felices.

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